22 julio 2006

El motivo de mi ausencia...

Primero que nada una disculpa a ustedes mis queridos amigos y lectores.

No he publicado nada porque me encuentro de vacaciones, estuve en la hermosa ciudad de verde jade que es Oaxaca y ahora me encuentro en la mejor playa del mundo, Playa del Carmen, Quintana Roo.

Espero también estar cuando menos un día en Villahermosa, Tabasco en el famosísimo Puerto de Veracruz y en Tampico, Tamaulipas.

Mis disculpas pero me voy a asolear cual lagartija un buen rato (me dijeron que hay una playa nudista por aquí cerca rumbo al norte y no pienso desaprovechar la oportunidad).

Prometo escribir en esta bitácora mis viajes a mi regreso, allá por el día primero de agosto.


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Remo.

12 julio 2006

El récord de Guinness.

La fiesta estaba en su punto, varias botellas de sotol de la sierra se habían vaciado con suma alegría y rapidez.

Los invitados disfrutaban de lo lindo bailando al son de los ritmos norteños y aquello apenas se encontraba a la mitad del festejo, sin duda alguna era aquella una de las mejores bodas de las que se tenía memoria en San Buenaventura y que quedarían para siempre en la memoria del pueblo; en parte por lo fastuosa, en parte por las declaraciones de Don Alfredo…

En una de las mesas principales, el padre de la novia, Don Alfredo, se sentía tan esponjado como todo un pavo real: no era para menos, había echado la casa por la ventana con tal de darle a su única hija una boda magnífica, espléndida.

No paraba Don Alfredo de alabar las virtudes de su hija y de su yerno con los demás invitados, aseguraba que constituirían una bonita familia, bien avenida, respetada y querida en esa localidad.

Justo en el momento en que la banda terminó de tocar una tanda y las parejas de la pista se dirigían a sus asientos Don Alfredo con gran voz y alzando su vaso de sotol se dirigió a Don Elías, el padre del novio:

- ¡Oiga Don Elías!, ¿Me permite de ahora en adelante decirle compadre?

- Claro que sí Don Alfredo, de ahora en adelante usted y yo ya somos compadres.

- Le decía a usted Don Elías, digo compadre, que yo creo que a mí me deberían de dar un récord de Guinness.

- ¡A caray!, ¿Y eso porqué compadre?

- ¿Le parece poco?, ¡Soy el único de este pueblo que le ha visto y tocado las nalgas a todos los habitantes y no estoy hablando sólo de aquí de San Buenaventura, sino de todo el Municipio y sus alrededores!

Un silencio incómodo se impuso en el salón, Don Elías no supo que contestar y sólo la voz nerviosa de la novia se escuchó decir:

- ¡Ay, Papá!, ¡Qué vergüenza!, ¡Cállese usted por favor!

- ¡Qué tiene mi hijita!, ¡Qué tiene!, ¡No es más que la meritita verdad!, ¿O a poco no? –fanfarroneó Don Alfredo.

Don Elías ya más calmado y procurando conservar la cordura le dijo en voz baja a Don Alfredo:

- Oiga compadre, yo creo que esas pláticas no son propias en un momento ni en un lugar como este, hay personas que pueden sentirse agraviadas, mire usted a mi comadre, está toda asustada.

En efecto, Doña Alicia se encontraba al borde del colapso, ella que siempre había sido tan fina y tan educada en el trato, que siempre procuraba ser una dama distinguida del pueblo, aquellas torpes palabras de su esposo le habían caído como un balde de agua fría.

¿Qué diría la gente?,

¿Qué pensarían los invitados?,

¡Oh, qué terrible vergüenza pasaría el resto de su vida!

A Don Alfredo aquello no le hizo mella y prosiguió con su animada perorata:

- Ay, ay, ay... ¡No se haga el loco compadre!, ¿A poco a usted no le visto y tocado las nalgas?...

¡Acuérdese, acuérdese nomás!

- Esteee… bueno sí, compadrito pero eso fue en una sola ocasión y créame que no fue por gusto mío.

- ¡Pos hasta eso que sí, compadre!, ¡Pero el punto es que a mí me siguen debiendo un récord de Guinness!

El nuevo cura del pueblo que tenía menos de una semana en San Buenaventura y que observaba ya a Doña Alicia a punto de desmayarse intervino en la charla, temiendo que aquello derivara en violencia se dirigió a Don Alfredo con estas palabras:

- Pero hijo, ¿Porqué dices cosas tan absurdas?, vamos a ver, ¿Porqué crees merecer algo tan sin razón y por las causas tan descabelladas como las que mencionas?

- ¿Cómo que porqué padre?, ¡Pues porque nadie en este móndrigo Municipio tiene una farmacia como la mía, y mucho menos sabe inyectar como yo! –concluyó triunfal Don Alfredo.


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Remo.

10 julio 2006

Latitud norte.

Jacinto no pudo más, dos gotas de agua asomaron a sus ojos y la nostalgia lo invadió por completo, y rodeado de gente como él, se sintió solo.

Recordó a su madre, a su pueblo y a su viejo radio.

Allá en San Benito las cosas eran bien diferentes, cuando caminaba por entre las angostas calles, llevaba siempre al hombro a su fiel radio, justo en el centro del cuadrante Jacinto sintonizaba únicamente su estación favorita, la X.R.E.M.O. “La rancherita del norte”.

¡Cómo le divertía la música norteña!, además era de la única forma en que se enteraba de las noticias de los pueblos vecinos: que si fulanita y menganito se casaban e invitaban a todo el poblado al convite, o que si zutanita cumplía 15 años y sus padrinos la mandaban felicitar o que si perenganito lamentablemente había dejado de existir.

Todo cuanto Jacinto sabía de los pueblos vecinos se lo debía a su viejo radio.

Cierto día se levantó con el pie derecho y escuchó una noticia que le cambiaría la vida para siempre, algo que lo ayudaría a subsistir de manera decente y posiblemente terminaría de una vez para siempre con su pobreza; la suerte le sonreía.

El medio de radiodifusión convocaba a los hombres sanos a trabajar en otro lugar, Jacinto no lo pensó dos veces, con gran dolor dijo adiós a su madre, y prometió estar en contacto.

Había ideado un sencillo pero efectivo plan de comunicación, por medio de aquella emisora estarían en contacto permanente, sabrían uno del otro por los recados que todo el día se transmitían en la estación radial, con decisión dejó en las manos de su madre aquel viejo aliado y juró solemnemente comprar otro al ganar su primer salario.

Con sus manos llenas de esperanza rompió el cochinito de barro en donde guardaba sus escasos recursos, y con su morral repleto de fe emprendió el viaje hasta la ciudad Capital.

Jacinto aprobó los exámenes médicos satisfactoriamente y fue reclutado inmediatamente por una granja con un buen salario.

Jamás perdió su confianza en un futuro mejor; pero ahora, que había cobrado su primera paga, la desilusión lo había hecho víctima.

Por más que lo intentó meticulosamente, Jacinto no pudo encontrar en aquel extraño cuadrante su estación de radio favorita, seguramente aquel aparto que le habían vendido estaba descompuesto, no servía.

Se sintió engañado y defraudado, e inmediatamente decidió devolverlo a quien con malas intenciones se lo había vendido.

¡No era justo!, ¡Lo habían timado!

En el preciso sitio en donde debía de aparecer la X.R.E.M.O., sólo escuchaba palabras de un lenguaje extraño, frases ininteligibles o sonidos de música ajena.

Sólo hasta entonces su fe se quebró, y sintió su cuerpo frío y calor a la vez.

Por primera y única vez maldijo a grandes voces el haber sido reclutado por el programa de braseros y se sintió solo… perdido y solo aquel año de 1950 en ese poblado del norte del estado de California.


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Remo.

07 julio 2006

El regalo perfecto.

¡Ah, mujeres, mujeres!, ¿Quién las entiende?

Hoy por la mañana mi novia Marcela se soltó llorando cuando le entregué el regalo por su cumpleaños, acto seguido, en lugar de agradecérmelo, se enojó de gran manera y me cerró la puerta de su departamento en la nariz.

He consultado con todos mis amigos varones para conocer su opinión y ninguno me asegura que mi regalo haya sido inadecuado, algunos sugieren que la actitud de Marcela se debe a que probablemente se encuentre en esos días en que las mujeres por todo sueltan el llanto y son más sensibles de lo normal o de plano hay quien insinuó que su amor por mí es fingido.

Yo me inclino a pensar más que mi Marcela atraviesa por una pequeña depresión por el hecho de estar lejos de su casa, en una ciudad ajena estudiando la Universidad.

Aquí ella está lejos de sus padres y hermanos, seguro esa es la causa de su desasosiego, dejaré que desahogue sus penas con la almohada un buen rato y luego me presentaré a consolarla, a final de cuentas yo soy el indicado para ofrecerle mi hombro y darle más grande de los consuelos.

Conocí a Marcela de una forma muy extraña, ambos coincidimos en la estación de gas, yo llevaba en mi troca mi tanque de 45 litros para ser reabastecido.

Mientras hacía fila, ella llegó empujando un diablito en el cual cargaba su pequeño tanque de 20 litros, el cual conecta a su pequeña estufa para cocinar lo indispensable.

Al momento de verla me dije: Miguel, esta chica la tienes que conocer a cualquier precio, y más rápido que inmediatamente comencé a trabar charla con ella, debo haberle caído muy bien, porque incluso llegamos a bromear.

Como es de suponer, caballerosamente me ofrecí a llevarla a su domicilio en mi mueble, no era cosa de ver a una chica tan bella cargar un tanquecillo de gas; haciendo gala de mi fuerza física levanté en vilo sobre mis hombros el pequeño artefacto y lo llevé hasta la cocina de su departamento.

Así fue como principió nuestra amistad, el fin de semana siguiente la invité a salir al cine, proyectaban la nueva versión de “La masacre de Texas”, un filme de terror, justo como a mí me gustan las cintas, con mucho ruido de motosierra y sangre a raudales, a Marcela no le gustó para nada la película, ella es más de filmes rosas que a mí me provocan sueño, durante la función me permitió abrazarla y esa noche encantada aceptó ser mi novia.

Llevamos ya siete meses de feliz pareja y nunca la había visto llorar, mucho menos enojarse, yo puedo jurar que nuestra relación es perfecta, por lo que no me explico el porque de su actitud esta mañana.

Desde una semana antes a su onomástico me previne adecuadamente, no tenía que pensarlo mucho, mi regalo es perfecto y fue avalado por todos mis amigos, así que acompañado del buen Jaime adquirí el bendito presente causa de las lágrimas de mi bella amada.

Bien, me voy.

Interrumpo mi relato porque tengo que ir al mercado para comprar carne de res y verduras, después los llevaré a la casa de Marcela y prepararemos un caldo delicioso, como dice el dicho: “Las penas con pan son menos”, pero lo más importante es que nos daremos el gustazo de estrenar el regalo que hoy le hice a mi novia.

Ya lo veo:

Ella cortando la carne y las verduras mientras me ofrece una sincera disculpa por lo ocurrido en la mañana y yo con mis herramientas instalando a su estufa el tanque de gas nuevecito de 45 litros que le compré como regalo de cumpleaños, ¿No es una escena romántica?


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Remo.

05 julio 2006

Sadomasoquismo retorcido.

Primera parte.

- ¡Pégame, sí!, ¡¡Pégame mucho!!, ¡Pero despacito! –rogaba el masoquista.

- ¿Porqué despacito?, ¿¿Porqué perro??, ¿¿¿Porqué, eh??? –gritó enfurecido el sádico.

- Porque me duele mucho… –murmuró con voz apenas audible el masoquista.


Segunda parte.

-¡Pégame!, ¡¡Desgárrame!!, ¡¡¡Mutílame!!! –imploró el masoquista a grandes voces.

- ¡No! –fue la lacónica respuesta del sádico.

-¡Pero!… ¿Porqué no? –inquirió desconcertado el masoquista.

- ¡¡¡Porque me gusta verte sufrir!!! –concluyó el sádico.

P.D. Saludos vainilla para todos.


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Remo.

03 julio 2006

Orgullo.

El día de ayer fui funcionario de casilla, es la primera vez que participo en un proceso de esa magnitud, aunque siempre he votado, me tocó vivir la experiencia desde otro punto de vista.

Muy cansado llegué anoche a mi casa, pero con la satisfacción de ver que en la casilla el ambiente entre los funcionarios, representantes de partidos y observadores del IFE fue muy educado, cordial pero sobre todo limpio y transparente.

Todo mundo estuvo de acuerdo en la casilla del triunfo indiscutible de un partido sobre los demás, no hubo reclamaciones ni altercados, las boletas fueron contadas en presencia de todos, cuidamos sobre todo que brillara la transparencia en cada paso del proceso electoral.

Cabe aclarar que todos los partidos políticos y coaliciones obtuvieron sus votos, incluso un candidato independiente también los tuvo.

Me llenó de satisfacción apreciar que el abstencionismo fue derrotado, el 54.58% de las personas asignadas en esa casilla acudieron a votar.

Curiosamente, todos quienes nos encontrábamos ahí era la primera vez que fungíamos como funcionarios, por lo que la novatada no se hizo esperar, como por ejemplo que momentos después de instalar la mampara se nos cayera en dos ocasiones, pero eso fue solucionado inmediatamente ante la inevitable risa de la fila de votantes, lo cual sirvió para desaparecer la tensión, si es que alguna vez la hubo en ese lugar.

Todos compartimos alimentos y la camaradería del mexicano no se hizo esperar, incluso la madre de la presidenta de la casilla llegó con sendas charolas de pistaches, camarones secos, carne seca, limones, cacahuates, y demás cosas, por lo que la comelitona estuvo de antología.

Yo por mi parte llevaba una hilera de nieve seca con naranjas, botes de agua, sándwiches, pan, pipitorias, jugos y hasta papitas, por lo que comencé por repartirle a todo mundo y en momentos las dádivas se me regresaron.

Hubo momentos enternecedores, por ejemplo observar a un minusválido en silla de ruedas acudir a sufragar, que decir de un invidente que tomó sus boletas en Braille para ejercer su derecho, o por ejemplo una anciana que llegó con una andadera y pidió de favor una silla después de votar para sentarse a descansar un buen rato, yo le ofrecí un frasco con agua para que se repusiera, acto que la viejecita me agradeció atentamente.

Me gustó el hecho de que varios jóvenes con dieciocho años recién cumplidos ejercieran su voto, ojalá y que muchos otros sigan su ejemplo, sólo con la participación ciudadana se puede mejorar este país.

Al momento de contar los votos, no pudimos sino soltar varias carcajadas, pues en el recuadro para presidente del Sr. Roberto Campa no había una cruz, una palomita, un círculo, una raya o cualquier otro símbolo que indicara su preferencia, sino el dibujo de un corazón, ese voto por supuesto que contó, no era cosa de anularle a una enamorada o enamorado (no se sabe) su romántica decisión.

Hubo un voto que consideramos anulado porque el elector se agarró marcando con una “x” todos y cada uno de los cuadros de los candidatos y para rematar dibujó una enorme “X” de esquina a esquina en toda la hoja.

Ayer a las once de la noche el IFE se abstuvo de emitir un comunicado indicando quien era el ganador, lo cual me parece muy prudente, pero hoy en la mañana muchas personas piensan que se está tramando un fraude electoral, lo cual me indigna sobremanera, porque quizá el IFE sea la única institución honesta en este país, y yo como participante de él el día de ayer, me siento con todo el derecho de decir que di fe de un proceso electoral limpio, y al decir que hay trampa indirectamente también a mí me están llamando mentiroso y tramposo, cosa que no toleraré ni permitiré, ya que muchos de los que denuncian un supuesto fraude, jamás han estado en una casilla como funcionarios o lo que es peor, nunca han votado.

Tengo en mi poder anotado con pluma los resultados de la casilla, y tengan la seguridad que si esos resultados no coinciden con los que se publiquen en la página del IFE, yo seré el primero en denunciarlo a los cuatro vientos, pero sé de antemano que ello no ocurrirá.

Será hasta el miércoles que sabremos los resultados finales, gane el que gane, le deseo suerte al tomar las riendas de este país, y si alguna vez me invitan nuevamente a participar con mucho gusto lo haré, porque contribuiré voluntariamente al desarrollo democrático de mi país.

En su momento me di mi tiempo para votar, aunque no les diré por quien, ya saben, el voto es libre y secreto, y si tú no lo hiciste probablemente te perdiste el derecho de escribir en una página de la historia que quizá no vuelva a repetirse.

Por lo pronto me tocó ser ya parte de la más reñida competencia electoral de México, y anoche pude dormir en paz, con la tranquilidad de saber que contribuí con un minúsculo granito de arena para que este país sea cada vez mejor, así que hoy me levanté con los ánimos renovados, es sin duda el poder y la fuerza que nos proporciona un sueño reparador, el sueño de los hombres justos.


NaCl-U-2


Remo.