29 agosto 2006

La señal.

Calixto quedó extasiado…

Nunca en su vida había visto algo semejante, no imaginaba como una catedral tan grande como la de la ciudad capital sostuviera su techo sin vigas que lo soportaran.

Esa alma sencilla y llanera había sido invitada a la gran urbe para dar a conocer ante el Congreso la enorme problemática que afrontaba la etnia varogío en la Sierra Tarahumara, hablaría largo y tendido sobre su pequeña aldea... se estaban extinguiendo, ya eran muy pocos los varogíos que subsistían en las montañas.

La entrevista con los políticos se había pospuesto hasta el día siguiente, así que Calixto aprovechó el día libre para ir a darle gracias a Dios.

De rodillas, Calixto le pidió a la virgen una señal al salir del recinto como un feliz presagio de lo que el destino le deparaba en la entrevista al día siguiente.

Calixto salió del sagrado lugar y con azoro observó una bandada de blancas palomas que pasaron volando casi a ras de su sombrero, revolotearon a su alrededor y dieron una vuelta más por el atrio.

Henchido de fervor cristiano, se quitó el sombrero para agradecer al sacro ícono por la señal recibida, alzó la vista hacia el cielo y justo al abrir los brazos en cruz, la última paloma de la parvada le excretó en la frente.


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Remo.

22 agosto 2006

El modelo inteligente.

Con frecuencia observamos con desagrado los actos violentos que realizan los fanáticos religiosos en tal o cual parte del mundo.

Nos parece incomprensible a nosotros como mexicanos que en pleno siglo XXI, el hombre pueda llegar a cometer tantas series de atrocidades con sus semejantes en nombre de la fe.

Siempre que escuchamos sobre ese tipo de hechos, nos imaginamos que son cosas que ocurren en lugares distantes, con religiones diferentes, en países subdesarrollados con millones de personas pobres e ignorantes.

Pues bien, un acto de igual cerrazón de raciocinio está llevándose a cabo en estos momentos en los Estados Unidos de América, sí, lo leyó usted bien, en la nación más poderosa y desarrollada del mundo, en la que uno supondría que las personas no son tan pobres o ignorantes como en el resto del mundo.

Resulta y resalta ser que la mayoría de los estados del centro de La Unión Americana se oponen con uñas y dientes a la explicación científica de la teoría de la evolución que elaboró Charles Darwin hace mucho tiempo, ellos sostienen a capa y espada que ese tipo de enseñanzas deben ser suprimidas de las escuelas públicas, y en su lugar se debe de educar a los escolares en la creencia única y absoluta de que fue Dios quien creó el cielo, la tierra y todas las cosas a rajatabla, eso entre otras tonterías que rayan en la más completa intolerancia y fanatismo.

Habrase visto semejante estupidez, el fundamentalismo religioso basado en La Biblia está tomando cada vez mayor fuerza en los Estados Unidos de América, ¿No que movimientos como el Ku Klux Klan ya estaban muertos y enterrados?, con esto se confirma que el movimiento del “poder blanco” sigue vigente y con mayor virulencia.

Ellos que mandan al espacio naves interplanetarias con lo más avanzado de la tecnología terrestre y que se vanaglorian de los últimos avances científicos, quieren retroceder a La Edad Media en cuestiones de religión.

Cuando me di cuenta de ello, no pude evitar soltar una estruendosa carcajada y continuar riéndome por un buen rato de lo tonto que son algunos estadounidenses, ¿No sería ya tiempo de que mejor buscaran de alguna forma reconciliar a Darwin con Dios?, digo, se me ocurre pensar que así se verían menos imbéciles los norteamericanos.

Luego analicé con más calma la situación y llegué a la conclusión de que es algo muy grave, porque de triunfar ese movimiento de creencias, que denominan el “modelo o diseño inteligente”, el cual a mí me parece el modelo o diseño más pendejo que he visto en mucho tiempo, no se van a conformar con eso, sino que van a querer que todo el mundo (civilizado o no) adopte su intolerante e imbécil postura en cuestiones de educación religiosa.

¿Qué vamos a hacer con tantos vecinos fanáticos, violentos y además armados?, recordemos a la secta liderada por David Koresh que se enfrentó hasta la muerte con la policía y el F.B.I en Waco, Texas en aras de sostener que sus creencias eran las únicas válidas a los ojos de Dios (lo cual sostiene toda religión y secta).

Ya sabemos que los gringos no entienden mucho de razones a la hora de convencer a otros países con su verdad, para eso tienen su agresiva, desprestigiada, cruel e inhumana pero eso sí muy efectiva fuerza militar.


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Remo.

15 agosto 2006

“…Olas doradas, cielo azul, el sol sobre la playa de Cancún…”

¡Ah, qué tranquilidad y paz se respira en Playa del Carmen!, nunca nada será siquiera comparable con el Caribe mexicano.

Playa del Carmen es bastante menos ruidosa que su hermano mayor, Cancún, pero si a esto le aunamos su misma blanca arena, sol a raudales y un verde azul mar que invita a soñar, el resultado nos da el lugar perfecto para descansar (lo sé, los años no pasan en balde, me estoy haciendo viejo).

De inmediato me enamoré de la ciudad y me di a la tarea de matar dos pájaros de un solo tiro: uno, estar en una playa nudista y dos, vencer por completo el miedo a estar totalmente denudo ante personas desconocidas.

Estando en la playa nudista no tardé en convencerme de que ahí en ese lugar nadie conocía mi nombre y tampoco me interesaba darlo a conocer, porque la gente era como el viento: de todos lados llegaba y a todos lados se iba. Con determinación me quité mi traje de baño y mostré mi total y absoluta desnudez.

Podría estar un siglo entero en esta quietud, escuchando sólo las olas romper contra la arena es el sitio más paradisíaco que jamás haya conocido, una playa virgen en donde cuerpos humanos desprovistos de lujuria y falsos pudores se dan cita en una estrecha franja de cuarenta metros de blanca arena; a la derecha el tibio mar y a la izquierda la selva tropical impenetrable.

Mis partes nobles al descubierto resintieron de inmediato la acción del sol del mediodía, así que recordando los sabios consejos de mi amiga Klept0, con rapidez una doble ración de crema bloqueadora me apresuré en untar sobre mis genitales.

Contrario a la creencia del vulgo, este no es un lugar para fiestas orgiásticas desenfrenadas, luego del rubor normal inicial todo se ve muy natural, fue para mí muy extraño descubrir que aún y cuando sólo tenía encima los lentes de sol, ese accesorio me brindaba la confianza necesaria como de sentirme completamente vestido, y después de unos minutos los arrojé a la toalla y salí corriendo hacia el mar, afloró en mí el estado primigenio de la humanidad.

Tuve el valor y la osadía suficiente de correr en ayuda de una chica poco ducha en el arte de instalar un quitasol que el viento arrastró varios metros, galantemente lo recogí y lo entregué a su dueña, quien no tuvo ningún inconveniente en dejarme ver de cerca sus hermosos pechos, mientras me sonreía y me daba las gracias por el favor recibido, la buena obra del día estaba hecha y así con una mente pensando siempre en positivo concluyó mi obra maestra de un perfecto bronceado.

Esta es la quinta ocasión que visito Cancún, ¡Cómo ha cambiado su faz desde mi primera visita en 1993!, hoy el bombardeo publicitario de anuncios en inglés aunado a las agresivas estrategia de venta en especial de los chilangos y su particular forma de regatear en los precios me desagrada sobremanera, con todo eso, no podía dejar de visitar la playa más hermosa de Cancún: Playa delfines, también conocida como el mirador, la cual es un pequeño espacio entre los grandes hoteles que muestra como era el poblado original, llega uno en el camión urbano y lo deja encima de una pequeña colina, desde lo alto se aprecia en todo su esplendor la magnífica belleza del mar, sus olas no son tan mansas como en Playa del Carmen o como la playa norte de Isla Mujeres, pero tampoco son tan bravas como en Tulum.

Pude constar que Vilma con todo su poder destructor no pudo borrar del mapa, este, mi sitio favorito por excelencia y acomodado en el blanco muelle que en realidad nunca llega al mar, dejé que el viento salino y el sol evaporaran mis malos humores, si es que los hubiera tenido a lo largo de este maravilloso viaje.


Tulum.

Lugar de mercaderes, las únicas ruinas arqueológicas mayas ubicadas en la orilla del mar… Los domingos la entrada es gratuita, no era forma de desaprovechar la ocasión, después del recorrido por la zona, me tomé unos minutos para observar detenidamente la esquina de un templo, la cara buena y mala de Itzamná, esculpida y en pie desde antes de que los españoles llegaran a América me dio su bienvenida y en silencio me invitó a adentrarme en sus murallas.

Aún subsisten los frescos en el templo, su entrada está prohibida a los visitantes, así que con furia asusté a tres extranjeros que intentaron escalar el monumento (lo siento, pero si no respetan la zona acordonada, ni las indicaciones de los guías autorizados iban a conocer un mexicano defensor a ultranza de nuestros tesoros), llevaban ya unos metros caminados cuando les grité con fuerza:

- ¡Hey, you!

Voltearon a verme y con mi dedo índice les dije no. Hubiera preferido hacerles la seña con el dedo medio, pero aún enojado conservo las formas, uno de ellos agachó la cabeza, supongo que con vergüenza y se salieron de ahí, no es la primera vez que me porto así, durante el año 2001 visitaba el templo interior de Chichén Itzá, ahí existe un trono en forma de jaguar de verde jade, por obvias razones está prohibido tomar fotografías con flash, unas chicas portuguesas se pasaron por alto la indicación, así que puse mi cara más perruna y les grité a todo pulmón:

- ¡No flash!

Ellas ruborizadas emprendieron la graciosa huida.

La cercanía de Cancún con Tulum, Chichén Itzá, Cozumel, Cobá, Xcaret, Chetumal e Isla Mujeres hace inevitable no visitar esos magníficos lugares.


Chichén Itzá.

He dedicado en esta página el cuento titulado “Suku´un” a la magia que me produjo escalar el castillo de Chichén, ahí parado frente a la escalinata que desciende hasta el sagrado Cenote uno puede apreciar el verde mar que forman las copas de los árboles y se extienden hasta donde la vista alcanza, inundando la zona del Mayab, ¿Quién que haya estado ahí no se siente un príncipe maya con plumas de quetzal en la frente en medio del apogeo de la gloria de los itzáes?

De pie en medio del descomunal juego de pelota los hombres se sienten nada, y frente a la estatua del eterno guardián chac mool es cuando mayormente me siento orgulloso de la sangre que en mi fluye.


Cobá.

La pirámide más alta del alto petén se encuentra en Cobá, lamentablemente su estado derruido me impidió escalarla, pero no escaparon a mi lente sus todavía legibles estelas, las cuales abundan en detalles de tal o cual personaje importante.


Cozumel.

Sus aguas cristalinas y el segundo arrecife coralino más grande del mundo bordean esta hermosa isla la cual desprovista de tiburones es el sitio por excelencia para practicar el deporte del buceo.


Xcaret.

El paraíso en la tierra, así nada más. Ese sagrado lugar, no me dejará nunca de terminar de alabarlo, la pequeña caleta encierra ruinas mayas, una capilla católica, un mariposario, un acuario, una isla con monos, otra con jaguares y panteras, aunque nadar entre delfines o por los ríos subterráneos es una experiencia única, lamentablemente el costo de la entrada lo vuelve inaccesible para muchos turistas nacionales, pero créanme bien vale su precio y querrán volver en el futuro.


Isla Mujeres.

Siempre he dicho que cuando sea viejo construiré mi casa de invierno en la playa sur de Isla Mujeres, es ahí donde espero pasar el otoño de mi vida, alejado del ruido y en completa comunión con la naturaleza.


Chetumal.

La estrella sur de la ruta maya, una ciudad tranquila, moderna, y con sobre todo alejada de la violencia, no puede uno dejar de asombrarse al conocer un trazado tan moderno, es cerca de aquí donde se dio el primer mestizaje de la América continental.

Los días se sucedieron sin apenas sentirlo y como suele pasar cuando uno la está pasando de lo mejor, de pronto la fecha de partida estaba próxima, en medio de los episodios de la playa nudista, los paseos por los muelles y las noches de discoteca, era tiempo de dejar la riviera maya y emprender el viaje hacia el norte; Villahermosa, Tabasco me esperaba con los brazos abiertos.

La noche de mi partida, mi estimado amigo Leonardo me organizó una despedida con camarones y cervezas (poco faltó para no abordar a tiempo el autobús).

¡Caray!, y después se preguntan porqué es que quiero tanto a mis amigos y añoro con fuerza volver siempre a Quintana Roo.


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Remo.

11 agosto 2006

Las tres hermanas.

Eutimio a sus 99 años de pronto recobró la lucidez.

Durante dos días estuvo inconsciente, al borde de la muerte, sus descendientes acudieron en gran número a la antigua casona familiar, para esperar lo inevitable, con gran resignación aguardaban el último aliento del patriarca de la familia.

Ahora, súbitamente había recuperado la salud, el viejo sentía sus fuerzas renovadas, sin embargo, con su gran experiencia de vida sabía que aquello era tan sólo el principio del fin, recordó la antigua sentencia de que justo antes de morir los males desaparecen.

Eutimio le hizo un último encargo a su nieto mayor:

- Ramiro, te pido que vayas hasta La Guajolota por el padre Sebastián, antes de morir quiero confesarme, no quiero que mi alma arda en el infierno eternamente.

Ramiro cumplió el encargo y regresó tan rápido como pudo al Táscate con el sacerdote.

Ya en presencia del párroco, Eutimio pidió confesarse delante de todos sus hijos, nietos y bisnietos; el cura accedió a la petición.

- Hijo dime todos tus pecados.

- Padre Sebastián, como buen católico que siempre he sido me he confesado en varias ocasiones, sólo que nunca he tenido el valor de contar un acto que cometí cuando era joven, es una acción vil que por años no me ha dejado dormir como los justos.

- Habla hijo, que Dios te perdonará si tu arrepentimiento es sincero.

- Aún con la presencia tan cercana de la muerte me avergüenzo decirlo, pero tengo que hacerlo, es un lastre que he arrastrado casi toda mi vida, y hoy su peso me oprime, me asfixia, no puedo soportarlo, de una vez por todas quiero liberarme de él y partir de este mundo con el alma sin mácula.

- Hijo, si lo deseas, podemos hablar a solas, no es necesario que toda tu familia escuche tu confesión.

- No padre, es mi último deseo que todos sepan lo que tengo que decir, es algo muy grave y deseo enfrentarlo de una vez por todas.

- Bien hijo, adelante.

- Padre, cuando me fui con la bola cometí muchos excesos, robos y asesinatos eran el pan nuestro de cada día, pero por ellos no me preocupo, todos me fueron perdonados por su antecesor, sólo me guardo uno, y es el crimen más bajo que un ser humano puede cometer aprovechándose de su fuerza.

Eutimio respiró hondo y prosiguió:

- Me arrepiento, padre… me arrepiento de haber violado a tres hermanas.

Todos en el cuarto quedaron lívidos, bien podría cortarse con un cuchillo el ambiente de tan tenso que se respiraba en la habitación, muchos ahí comenzaron a llorar en silencio.

Justo al escuchar la palabra “hermanas”, Eladio, el menor de sus hijos recordó a sus tres tías: Santa, Pura y Paz.

El solo hecho de suponer que su padre había mancillado la virginidad de aquellos seres tan queridos, de aquellas hoy venerables ancianas, lo hizo estremecer de estupor y se arrepintió mil veces de haber escuchado aquello, el resto de la familia telepáticamente pensó lo mismo que Eladio.

Justo al escuchar la palabra “hermanas”, el cura retrocedió como si de pronto hubiera visto una serpiente a punto de morderlo, por su mente pasó el cercano convento de Santa Catarina, donde muchas hermanas religiosas vivían en santa paz, ¿Sería él capaz de perdonar a un moribundo ante un crimen tan atroz cometido contra doncellas consagradas a Dios?, pidió fuerza y sabiduría al altísimo y sólo balbuceó una palabra.

- ¡¿Qué?!

- Sí padre, lo siento, créame de verdad que lo siento… Haber violado a tres hermanas es algo que jamás me he podido perdonar a mí mismo, ojalá que en su infinita bondad Dios lo haga, y que él los ilumine a ustedes para que también puedan hacerlo.

Después del impacto emocional, el sacerdote recobró un poco su compostura y dijo:

- Prosigue, hijo prosigue.

No se sabe si el cura pronunció esas palabras con el ánimo de que el próximo difunto descargara por completo aquella terrible aberración a pesar de la repugnancia que ello pudiera provocarle o por el simple morbo de saber a fondo los detalles, lo cual desde que el mundo es mundo pica la curiosidad y caracteriza a la raza humana.

- Eran tiempos de la Revolución, padrecito, yo era muy joven y brioso, tenía dieciocho años; ese fatídico día atacamos una hacienda cerca de la ciudad de Zacatecas y ebrios por la victoria, empapados de polvo y sangre y con la valentía que proporciona el haber bebido de más, entre cuatro compañeros de tropa y yo abusamos uno por uno de las tres jóvenes hijas del hacendado.

Todos en el cuarto suspiraron aliviados, mágicamente el ambiente volvió a la normalidad y los colores a sus rostros. Las tías Santa, Pura y Paz recobraron de inmediato su alta posición familiar de matronas virtuosas y las monjas del convento de Santa Catarina volvieron a ser virginales damas.

El sacerdote le concedió de buena gana la absolución a Eutimio y él partió de este mundo con la conciencia tranquila ante el desgarrador llanto de la familia entera quien al enterrarlo su cuerpo sepultaron también para siempre el asunto de aquellas anónimas víctimas de la Revolución Mexicana.


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Remo.

04 agosto 2006

“…De Oaxaca yo he salido, Sandunga, Sandunga, mamá por Dios…”

Ciudad de verde cantera, que relumbra como jade, desde mi primer viaje en el año 2003 me enamoré de tus tradiciones, de tu cultura, tus iglesias, museos y mercados, pero sobre todo de tu gente.

En esa ocasión visité Monte Albán, Mitla, las Cascadas de Hierve el Agua, Atzompa, y Santa María del Tule. Saborear los chapulines, el tejate, las tlayudas, las memelas, el agua de chilacayote, la nieve de pétalos de rosa, el mezcal en sus variedades de cedrón, pechuga y minero, comer su mole verde, rojo, amarillo y negro hicieron mis delicias esa vez, sólo me faltaba la cereza en el pastel, asistir a la máxima fiesta de la mexicanidad: La Guelaguetza.

A pesar de los reiterados consejos de amigos y familiares de que me abstuviera de viajar a La Guelaguetza, me lancé a la aventura.

Cierto que el magisterio de ese estado amenazó con boicotear el evento, e incluso días antes de mi partida muchos accesos al cerro del Fortín fueron bloqueados, sin embargo se necesita mucho más que eso para hacerme desistir.

De inmediato tracé un plan alterno, aseguraría mi estancia el lunes 17, si las cosas se ponían feas, de inmediato al día siguiente me iría al Caribe mexicano, no era cosa de amargarme la vida.

La travesía inició el día viernes 14, durante 19 horas viajé hacia el Distrito Federal (muchos de ustedes saben la real aversión que siento por ese lugar), siempre he dicho que estoy dispuesto a cambiar mi domicilio a cualquier parte del mundo excepto a ese chiquero.

Desde que arribé me recibió el ensordecedor ruido de esa urbe, la vista no era agradable, puedo asegurar sin temor a equivocarme, que no hay cuadra libre de graffiti ni basura.

Al llegar a la central del norte, tuve una agradable sorpresa, de ese mismo lugar podía viajar yo a Oaxaca, sin necesidad de abandonar la Terminal y enfrentarme a un mar de gente con las peores intenciones y densas nubes de humo nocivo.

Llegué el domingo temprano a Oaxaca, de inmediato me instalé en el hotel Aurora que había reservado, al módico precio de $ 300.00 (trescientos pesos 00/100 M.N.) por noche, ese hotel en verdad es una belleza, descansé unas cuantas horas y me comuniqué con mi amigo Juan Carlos.

Quedé horrorizado, el centro histórico de Oaxaca, declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad, estaba destrozado, pintas de negro spray “engalanaban” el palacio de gobierno, la catedral y demás edificios y monumentos, los dizque maestros con pico y pala levantaron el piso del zócalo, hoteles y restaurantes cerrados porque quebraron debido a la falta de turistas, etc. No soporté ver más barbarie…

Juan Carlos y yo nos dirigimos al mercado de Tlacolula, mi desayuno fue delicioso, ahí se respira una paz enorme, de pronto una chica con una canasta se acercó y mantuvimos esta interesante conversación:

- Joven, ¿Compra chapulines?

- Claro, que sí, ¿Oiga, no se le hace que están muy chiquitos?

- Es que apenas están creciendo…

- Por lo visto estos ya no crecieron mucho.

(Risas de todos los que me escucharon), y es que la tradición indica que si uno quiere retornar en un futuro a Oaxaca, debe de comer chapulines enchilados.

Recuerden que las zonas arqueológicas y museos los domingos son gratis así que me di a la tarea de visitar la iglesia de Santo Domingo, en el museo anexo se encuentra mi pieza favorita, un cáliz tallado en cristal de roca, ahh… ¡Cómo me gustaría poseer esa pieza!, después de vencer la tremenda tentación de romper la vitrina que lo protege y salir huyendo de ahí, escuchamos música, una delegación de tehuanas bailaba en el atrio del templo.

Su traje típico, me encanta; sobre un fondo negro de terciopelo van bordadas flores coloridas, las tehuanas son demasiado elegantes, pues además utilizan joyas doradas que penden de sus cuellos, por si fuera poco los resplandores blancos en su cabeza las distingue de cualquier otra etnia del mundo.

Con gran garbo y orgullo de sus raíces zapotecas, las tehuanas ejecutaron sus típicos bailes, con una delicadeza y alegría que me trasportaron a otro mundo.

He de confesar que la vestimenta de esas mujeres me provoca los más sucios pensamientos y bajas perversiones, de inmediato bajé hacia el atrio y le solicité a tres tehuanas que posaran junto a mí, de reojo observé la mirada extrañada de sus madres y maridos que con recelo me dirigían. (Bueno, eso es lo que me pareció).

La cena se llevó a cabo en un tianguis, prácticamente devoré sendas empanadas de flor de calabaza y hasta trabé amistad con la dama indígena que ahí atendía, es una comida tan deliciosa la que ella me preparó, tanto que le prometí regresar otro día, sólo imaginen: sobre un comal de barro colocan una bola de harina de maíz, la expanden de manera circular, una vez cocida rellenan media tortilla con flores de calabaza y tiras de quesillo, para mí no existe manjar superior.

El lunes, armado de esperanza me dirigí a los accesos del cerro del Fortín, encapuchados garrote en mano nos impidieron la subida a turistas nacionales y extranjeros, al preguntar el porqué, sólo obteníamos gritos de:

- ¡No, hay fiesta!, ¡No hay fiesta!

- ¡Turistas go home!, (chida combinación de espánglish, ya saben español-english).

Entre burlas e insultos nos retiramos la mayoría de ahí, como mexicano me sentí mal con turistas internacionales.

Decepcionado, me dirigí al centro y al pasar por un restaurante, observé que a las nueve de la noche daban un espectáculo con bailes típicos de Oaxaca, reservé dos lugares, para mí y para mi amigo, acto seguido me fui en camión a Mitla.

Mitla (La ciudad de la muerte), junto con Bonampak en Chiapas constituyen mis zonas arqueológicas favoritas.

Las grecas de Mitla son realmente hermosas, no hay representaciones humanas, animales o vegetales en ellas, todo es un juego de geometría perfecta (me recuerdan un poco las mezquitas musulmanas en ese sentido), en un reducido espacio pueden apreciarse todavía fragmentos originales de sus códices, descendí por las cámaras subterráneas, que eran utilizadas como tumbas, lo bajo de los túneles lo obliga a uno a gatear un buen tramo.

¡Oh, Mitla!, ¿Habré tocado en una lejana vida tus abstractas grecas?, porque al pasar mis dedos sobre tu roja superficie, descargas de electricidad atravesaron la palma de mi mano.

Salí de ahí y me dirigí al templo católico, en él pude presenciar un extraño rito mitad pagano y mitad católico, dos hombres y dos mujeres indígenas de avanzada edad se encontraban hincados, mientras un anciano ¿Chamán? les realizaba una especie de limpia: frotaba cuatro veladoras en la cabeza de cada uno de ellos y a la vez los postrados besaban los vasos, elevaban los ojos al cielo, juntaban las palmas de las manos, se las llevaban al pecho y luego las subían a la altura de los ojos, luego extendían sus manos al cielo, sus oraciones eran en lengua autóctona, quizá en mixteco, con respeto presencié la ceremonia hasta que finalizó.

Me dirigía tomar el camión no sin antes pasar por la zona arqueológica “Del Arroyo”, ahí nuevamente la furia se apoderó de mí, esas construcciones se encuentran en el total abandono, no existe vigilancia, pero lo peor de todo es que se encuentra toda pintarrajeada con spray, es increíble la bestialidad de algunos mexicanos, ¡Si no les interesan esas ruinas arqueológicas que lo digan!, yo estaría dispuesto a llevármelas piedra por piedra hasta Chihuahua, ¡Cuánto no dieran los gringos por tener una zona arqueológica así!

Superado el mal trago, me encontré a una señora en el centro que vendía camisas tejidas a mano, aproveché la oportunidad para comprarme tres, una verdadera ganga de $ 30.00 (treinta pesos) cada una.

Con el ánimo por los suelos me fui a Santa María del Tule, quizá bajo su milenaria sombra me tranquilizaría un poco, aquí sus datos:

Nombre: Ahuehuete o sabino.

Edad: Más de 2,000 años.

Grosor: 58 metros.

Altura: 42 metros.

Peso: 636.107 toneladas.

Frente a este ser vivo uno como hombre se siente diminuto, recogí algunas de sus hojas caídas y las guardé celosamente de recuerdo, al salir a la plaza municipal vi un templete, curioso, indagué y ahí comenzó lo bueno:

Como La Guelaguetza no se hizo en Oaxaca, se iba a realizar una mini fiesta en ese lugar, sentado en primera fila vi los bailes de la costa ejecutados por indígenas chatinos originarios de San Miguel Panixtlahuaca, hombres y mujeres descalzos ejecutaban chilenas con música en vivo, no pude evitar recordar mis nueve años de bailarín de danza folcklórica.

Los chatinos comenzaron a repartir paliacates y tepache, cosa que alegró mucho a la concurrencia, después de unos cinco vasos de esa bebida hecha de piña me levanté de mi asiento a bailar “El Zopilote” y “La Zamba”.

Después de bailar los chatinos, tomaron el escenario las 32 chicas de Tuxtepec, nunca había presenciado la danza de “La flor de piña”, es un baile impactante, ejecutado sólo por mujeres, portan una piña en sus hombros, con sus coloridos huipiles realizan bellas coreografías, verlas bailar me puso la piel chinita de la emoción, cuando concluyeron su actuación tuvieron que repetir varias veces otros bailes porque el público se negaba a dejarlas bajar del escenario.

Medio mareado, subí al palco presidencial y me di el gusto de felicitar a los presidentes municipales de Santa María del Tule, de San Miguel Panixtlahuaca y Tuxtepec, por la excelente idea de haber organizado esa mini Guelaguetza, como turista podía sentirme satisfecho de haber estado en Oaxaca.

A las nueve de la noche arribé a Oaxaca, había quedado con mi amigo Juan Carlos de ir a cenar a “Casa Mayordomo”, donde presentaron los bailes más importantes de las regiones oaxaqueñas, creo que llegué al hotel a las cuatro de la mañana, totalmente feliz por haber tenido un día lleno de sentimientos encontrados y fuertes emociones.

El plan alterno tomaba forma, me comuniqué con mi amigo Leonardo que radica en Playa del Carmen, Quintana Roo quien de muy buena gana me ofreció hospedaje en su departamento, al día siguiente emprendí el viaje hacia el Caribe mexicano.

Oaxaca, hermoso estado de mi México, espero volver a verte en un futuro y quizás acompañado de Ka!, visitar el istmo de Tehuantepec.

“... Oh, tierra del sol, suspiro por verte…”

P.D. La vida nos da sorpresas y revanchas, miren si el destino no es noble conmigo; ya pende la publicidad de que entre Septiembre y Octubre de este año se va a llevar a cabo el segundo festival internacional de Chihuahua, ¡Y adivinen qué!: el invitado internacional es Italia y el nacional Oaxaca, ¡¡Bienvenidos hermanos!! Así que por mí los pseudo maestritos oaxaqueños se metieron su boicot por el * ¿Creen que no tengo motivos para estar feliz?


NaCl-U-2


Remo.