Soy Malo.

(Un cuento infernal).

Soy malo, lo sé.

A mis diez años de edad siempre lo he sido y lo peor de todo es que siempre lo he sabido desde que tengo uso de razón.

Nunca en la historia de la humanidad se ha engendrado un ser tan monstruoso.

He intentado seguir el buen ejemplo, pero no lo consigo, no se me da.

Todos mis amigos son buenas personas, excepto yo.

Ahí tienen ustedes a Marcos mi compañero de clases. Los domingos desinteresadamente funge como el sacristán de la iglesia, ese chico seguro se va con todo y zapatos al cielo, (es lo que mi madre dice).

Ella me conmina a seguir sus pasos, pero de verdad no puedo.

La semana pasada después de que Marcos le robó a su padre un billete, salimos a corretear gatos, él con gran ingenio atrapó uno y a la fuerza lo obligó a tragarse un Alka Seltzer, al pobre animal le explotó la panza. Después con la calma del mundo nos fuimos a misa, y piadosamente nos confesamos con el cura, lo malo vino después, ya que al momento de comulgar y sentir la hostia en la lengua, recordé con gran asco las tripas del gato y me vomité en la iglesia.

Todo mundo dice que yo estoy poseído por el Diablo... y les doy la razón.

Deberían de ver ustedes la cara de llanto de mi madre y el rostro de lástima que me dirigía Marcos.

Mi padre no sabiendo que hacer más que darme un tremendo sopapo me dijo:

- Ojalá algún día seas tan siquiera la décima parte de lo bueno que es Marcos, pero no, que va… ya me dijo el papá de Marcos que quien sabe de donde sacaste dinero para invitar a Marcos a comer golosinas, eres un ladronzuelo, ya la pagarás en casa...

Y ahí me tienen ustedes por la senda del mal, sin apartarme ni un ápice del camino al infierno.


NaCl-U-2


Remo.