¡Qué nuevos están!

En días pasados se convocó a la comunidad chihuahuense a participar en una carrera pedestre a beneficio de los niños humildes.

El costo de la inscripción era llevar un juguete usado pero que estuviera en buenas condiciones, que además no fuera bélico y que por supuesto no utilizara baterías.

Fuí a cierta juguetería y pues ya con el aguinaldo en la mano, no compré uno sino cuatro.

Cuando acudí a depositar los obsequios envueltos en papel de regalo transparente y con un pequeño moñito, al mirarlos uno de esos humildes niños dijo:

¡Qué nuevos están!

Con esa frase me doy por bien servido para todo el año 2008...

Ahora el mensaje que envié vía celular el día de hoy a muchos amigos y amigas:

"Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a las almas de buena voluntad. Te deseo una dulce Noche Buena y una Feliz Navidad. Tu amigo: René"


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Remo.

Perro rabioso en vísperas de Navidad.

Esa frase fue acuñada por mis amigos David y Ramón cuando los tres laborábamos en Anáhuac, y se refiere a la urgencia natural de buscar tener sexo desesperadamente.

Uno de los amigos de ellos que estuvieron mucho tiempo antes que yo en aquella empresa, quería ser muy servicial y llevar recados de amor entre David y una chica que trabajaba en recepción, la cual era bellísima.

David con el ánimo de cotorrear, le dijo a aquel chavo:

- Cuando platiques con Marisol, háblale bien de mí, dile que soy profesionista, responsable, serio, etc. En fin dile cosas buenas y bonitas de mí.

Aquél ni tardo ni perezoso fue a transmitir el recado a la hermosa fémina, sólo que lo hizo con su propio estilo; quizá por jugar, quizá en serio o tal vez porque a él también le gustaba esa chica, le dijo esto:

- Oye, Marisol, cuídate mucho porque David te trae ganas… parece un perro rabioso.

De sobra está decir que David no consiguió su propósito, pero la frase quedó inmortalizada como una auténtica parodia de lo que debe ser el compañerismo desinteresado.

De ese entonces es de donde proviene: “Perro rabioso en vísperas de Navidad”.

Y sí, ni los villancicos ni el frío invernal han podido calmar a últimas fechas mi inmensa "rabia".


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Remo.

El futuro de México.

( 2a. Parte).

Oído de una "plática" entre jóvenes preparatorianos:

- ¡Güey!, ¡No seas güey!, ¡¡Güey!!

- No, güey.

¡Que belleza de lenguaje!, ¡Qué magistral manejo de castellanos sinónimos!, o como diría mi abuelita: ¡Qué chulada de maíz gordo!

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Remo.

Un tal Roberto va a tener broncas…

Recibí un mensaje en mi teléfono celular que decía:

- Hola güerito, ¿Cómo estás?

Quienes me conocen saben que soy un morenazo de fuego, a tal grado que una amiga del trabajo me dice chocolatote y cuando me saluda de beso actúa como si me fuera a dar una mordida, (Otro día cuento lo de la historia de una chica que me decía: “Bombón de chocolate”), por lo que contesté divertido:

- Ja, ja, ja, yo no soy ningún güerito, te equivocaste de número.

Del otro lado del teléfono no parecieron convencerse de mi afirmación en sentido negativo -Ja,ja,ja, ¿Existe esto o me lo acabo de inventar?-, (Al parecer al tal fulanito le gusta mentir), por lo que recibí otro texto donde se leía con tono de desesperación:

- ¿Por qué me tratas así Roberto?

Ahora sí ya no pude contener la risa, y al instante mi lado más obscuro afloró y dispuesto a servirme con la cuchara grande ante una situación inmejorable escribí con rapidez:

- Porque me gusta hacerte sufrir, ¡¡¡PERRA!!!

Lo sé, algún día pagaré tantas canalladas, (A veces hasta yo me asusto de lo Zórpilo que puedo llegar a ser), por lo pronto sólo me resta desearle mucha suerte al tal Roberto.

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Remo.