28 agosto 2007

Me estoy convirtiendo en un ser aún más extraño…

Porque:

1.- La gelatina y una barra de chocolate se han convertido en mi postre favorito, mientras el espagueti mi cena principal.

2.- Mi plática gira cada vez más sobre kilómetros, pulsaciones y tiempos realizados.

3.- He comenzado a “espiar” lo cronometrado por otros corredores.

4.- Me río a carcajadas si me preguntan: “¿Estás a dieta?” o “¿Estás enfermo?”

5.- He aprendido a elaborar mi propia “limonada isotónica” (adiós definitivo al "gatorade" y demás bebidas "deportivas").

6.- Rechacé hace poco competir en 10 kilómetros, sólo para entrenar 14 a esa misma hora.

7.- Caliento músculos durante 20 minutos para carreras que duran 50.

8.- Calculo mi índice de masa corporal el primero de cada mes.

9.- He comenzado a soñar con correr a futuro un maratón.

10.- Me siento en las nubes cuando:


a.- Corredores expertos me ven entrenar y me dicen: “¡Échele, échele!”.

b.- Corredores novatos se me acercan a pedir consejos.

c.- Soporto durante un kilómetro la velocidad y ritmo del sub-campeón estatal.

d.- La doctora me dijo: “¿Tu hermano mayor no vino hoy?”

e.- Termino de correr y derritiéndome en sudor las chicas me saludan con un beso.


NaCl-U-2


Remo.

21 agosto 2007

La tierra duele.

Las ganas de ir a caminar no me brotaron de la nada.

Fue la terrible noticia la que automáticamente me impulsó a alejarme.

La tarde era deliciosa, soleada y apacible en el inicio de mi marcha; de pronto las blancas nubes se volvieron grises y después negras.

A esas alturas yo ya no caminaba, corría desaforado, deseaba flotar, planear como las aves peregrinas, y empezó a llover…

Fue la lluvia de verano la que logró derretir mis sentimientos, desahogué mi dolor sin sentirme avergonzado, mientras las gotas que recién caían del cielo se mezclaban sin recelos con mi llanto.

Aceleré mi paso, era una huida violenta, una vana carrera por intentar alejarme de los recuerdos del pasado, de una infancia placentera que transcurrió serena en el hogar de mis ancestros.

Rendido y agotado, comencé a caminar; todo pasó de repente, cuando me dí cuenta que la luna se asomaba en un claro que las nubes olvidaron cubrir, ya había vuelto a ser el mismo, sólo que ahora me sentía más ligero y liberado.

Recuerdo haberle dado la bienvenida a las sombras de la noche y el haber saludado amablemente a los árboles que mudos me formaban una valla; era tal su solidaria tristeza que de cuando en cuando dejaban caer sus gruesas lágrimas sobre mí cuando el viento los mecía de un lado a otro.

Cerré mis ojos un instante y como en cámara rápida recordé la casa en que me crié, la enredadera del cerco, la pila de la noria, y la antigua galera que tanto temíamos se viniera abajo de lo vieja.

Hoy ya no existe nada de eso, mi padre vendió su terreno, y en menos de dos días fueron destruidos por el nuevo dueño.

Esa que era la cuadra heredada por el abuelo de mi abuelo a su familia es hoy solo un puñado de polvo sin recuerdos, sin historia y sin memoria.

Regresé con mi padre, el clima era fresco, más de lo que esperaba, pero mucho menos de lo que yo sentía por debajo de mi piel.


NaCl-U-2


Remo.

07 agosto 2007

Hoy, por hoy en Darinelis...

¿Y tú?, ¿En qué piensas cuando cierras los ojos?


NaCl-U-2


Remo.