22 enero 2007

Mira si es cruel el destino…

Hoy sin más ni más, al cruzar la calle por una esquina de reojo te vi.

Cincuenta y cuatro días no fueron suficientes para suturar esta herida que a toda costa intenté cicatrizar con alcohol y que hoy ante el más mínimo suspiro comenzó a sangrar de nuevo.

Lucías radiante y mi corazón de tan loco quería escaparse de mi pecho y estar junto a tí.

Quise acercarme a saludar, abrazarte y sentir el calor de tu cuerpo, besarte y decirte al oído mil cosas como en los viejos tiempos, pero no lo hice... no me atreví.

Pensarás que me he vuelto un ser insensible o peor aún, un cobarde ser.

Te miré y me quedé como el ángel que adorna la Plaza Mayor: helado y muy quieto.

Recordé que minutos antes de salir de mi oficina, alguien o algo que bien no me quiere sino que me quiere mal, me obligó a permanecer en ella.

Primero salí a la puerta, pero había olvidado un reporte de prueba, (raro, muy raro en mí que para eso tengo memoria de elefante), regresé apresuradamente por las hojas e intenté salir de nuevo, pero el gélido viento me obligó una vez más a retornar a mi cubículo para colocarme unos guantes y una bufanda, (no es cuestión de enfermarme en el cumplimiento de mi deber).

Estando ahí, esperando a que cambiara la luz del semáforo, primero te emparejaste a mí y luego diste tres pasos al frente e intentaste cruzar la calle aunque la luz verde de los autos te impidió seguir; con prisa y cierta vergüenza volviste sobre tus pasos a la acera.

Me dirigiste una pequeña mirada a los ojos, los apartaste de mí rápidamente y me diste la espalda, no me molestó eso para nada, inmóvil como me encontraba, lo que realmente me lastimó fue que tomaras con mayor fuerza el brazo de tu acompañante.

Te conozco demasiado bien, sé que querías escapar de ahí a toda costa, a como diera lugar.

En cambio yo quería que el mundo desapareciera y que quedáramos solos aunque fuera un minuto, para deleitarme al verte y hablarte un poquito, así, frente a frente y en privado como hacen el sol y la luna cuando hay un eclipse.

Mira si es cruel el destino, porque cuando la luz cambió a rojo y di un paso al frente, con mi pie derecho distraídamente pisé una de las cintas de mi otro zapato que seguro con la expectación de ese encuentro se desabrochó y me hizo tropezar torpemente frente a los demás.

Ese inesperado suceso me distrajo al instante de los estúpidos celos que ya se arremolinaban sobre mis crispados puños, lo sé, lo sé... no tengo el más mínimo derecho a sentirlos, pero bien sabes que en este loco corazón no se manda, y que a veces me dicta instrucciones que difícilmente yo mismo puedo comprender segundos después.

Con paso apresurado y sin voltear hacia atrás te alejaste rápidamente de la escena donde se desarrolló mi pequeña tragedia mientras la estatua del ángel comenzaba a girar sobre su base y desde lo alto comenzó a aletear con rabia una brisa glacial, me envolvió en un abrazo polar y al oído me dijo: Sigue, sigue tu camino.


NaCl-U-2


Remo.

4 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Y mira que si es cruel el destino querido Remo. Uno podría decir: que encuentro tan desafortunado!, pero en realidad ese tipo de experiencias sirven para darnos cuenta de la realidad y nuestro estado respecto a ella.
Se sufre, pero como diría un maestro mío, lo único malo del dolor es que duele. El resto, si tú lo permites, sólo el tiempo y el enriquecimiento personal lo irá sanando.
Si de algo estoy segura, es que en su momento y cuando ni siquiera lo busques, el verdadero amor estará tocando tu puerta. Un alma como la tuya jamás estará solitaria.
Todo mi cariño estimado amigo.

10:03 a.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Nada sucede por casualidad amigo, tampoco es cuestión del destino, todos aquellos impedimentos que se presentaron cuando el salía y no de su oficina, tienen una razón de ser, hoy más que nunca el puede agradecerle a la vida lo que siente aunque sea muy fuerte y doloroso, eso es señal de que está vivo y de que sin duda ama, aunque las circunstancias no le retribuyan lo que siente. Afortunado aquel que ama porque el amor es la base de su esencia.
Cuídate amigo y abrígate, se que la nieve está tremenda ahi. Abrazos desde el sur. JC Oax.

5:12 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

el mundo confabula para que lo que suceda sea por una razón específica, y como diría Karina, como duele!!!

9:03 a.m.  
Blogger 315517 dijo...

Así son las cosas, dicen que el tiempo lo cura todo, pero nadie te advierte de que hay cicatrices que no se van y que las tendrás ahí siempre recordándote que sigues vivo. ¡Ánimo!

Ö_Ö

5:17 a.m.  

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