Decreto de año nuevo.

Habiéndome el tiempo apremiado hoy tengo a bien ordenar mi mundo y efectuar el siguiente decreto:

1.- Que las causas y efectos de enfermedad que con perseverancia y saña inaudita a menudo me aquejan cual desalmados forajidos; sean capturados, apresados y encerrados en los calabozos más recónditos bajo mil candados para que no se les vuelva a ver; y que la fortaleza y la vitalidad ocupen desde ya sus lugares y me colmen de bienestar.

2.- Que los viejos arcones vacíos en donde sólo el polvo de la miseria ha quedado; sean desarmados y destruidos con singular alegría y diligencia, para que en su lugar se construya una bóveda única, de tal tamaño y magnitud que sea capaz de contener la prosperidad, la abundancia y la riqueza que ya se aproximan en raudos corceles a tocar mi puerta.

3.- Que el dolor, el sufrimiento y el llanto causados por los desencantos pasados; sean desterrados de forma inmediata, y que queden en definitiva fuera del alcance de mi puño vengador; que se les dé alojamiento permanente a la ilusión, a la amistad, a la dicha y a la felicidad a fin de que sienten sus reales, se enraicen y desarrollen en tierra fértil.

Ordeno con severidad que se abran las puertas de mi reino a la salud, al dinero y al amor.

Yo, el rey de este mar de sueños.


NaCl-U-2


Remo.