10 febrero 2006

La entrevista maldita.

Mientras hacía fila para pagar la tenencia de mi vehículo, en la Recaudación de Rentas del Estado, llegaron unos reporteros a filmar el proceso de pago y a entrevistar a algunas personas.

Detrás de mí estaban dos señoras, una le murmuraban suavemente a la otra:

- Ojalá no vengan para acá, me salí del trabajo con un pretexto y aproveché para venir a pagar, si me ven en la televisión, mi jefe se va a enfurecer.

Como si la hubieran escuchado, los reporteros venían en dirección a donde estábamos, le preguntaron a dos personas si querían responder una pregunta a lo que las mismas dijeron que no.

Más adelante me hicieron la misma pregunta, al momento que les dije que sí, me quedé solo en la fila, las personas que se encontraban tanto delante como detrás de mí se hicieron a un lado y se alejaron cuando menos tres metros.

La entrevista fue más o menos así:

Entrevistador: - Buenas tardes, ¿Puedo hacerle unas preguntas?

Yo: - Buenas tardes, claro que sí, dígame.

Entrevistador: - ¿Cuánto tiempo tiene en la fila?

Yo: - Aproximadamente llevo una hora de espera.

Entrevistador: - ¿Cree que sea correcto esperar tanto tiempo?

Yo: - No creo que sea correcto, pero lo que ocurre es que mucha gente ha decidido venir a aprovechar el descuento del 30% vigente, en el mes de Febrero, ese descuento será del 25%.

Entrevistador: - ¿Y usted porqué no se espera hasta el mes de Febrero para pagar?

Yo: - (Pensando solamente): Este me vio cara de millonario.

Yo: – Mire, con la situación económica actual, todos queremos aprovechar cualquier descuento, rebaja u oferta que se nos presente, por mínimo que sea, especialmente en esta cuesta de Enero.

Entrevistador: - ¿Está usted de acuerdo con el servicio que le están dando?

Yo: - Me parece que nos han tratado con consideración y respeto.

Entrevistador: - Muy bien, muchas gracias.

Yo: - Por nada.

Me sorprendió mucho la actitud de los reporteros, ellos deseaban que yo dijera algo malo, que me soltara despotricando contra El Gobierno, o algo así, su tono de voz al hacer las preguntas así me lo sugería.

No me extrañaría que los reporteros editen o borren mi entrevista, a final de cuentas no consiguieron que expresara “mi enojo” y eso va en contra de los niveles de audiencia de cualquier televisora.

Más me sorprendió la actitud de las personas de la fila, apenas se retiraron los reporteros, me hicieron rueda y me dijeron:

Persona A: - ¡Debió haberse quejado!

Persona B: - ¡Yo pensé que usted les iba a decir que apuraran a las cajeras o que pusieran más!

Persona C: - ¡Yo les hubiera dicho, que el servicio está pésimo!

Persona D: - ¡Venimos a pagar impuestos y lo tratan a uno como delincuente!

Persona E: - ¡Yo me voy a quejar en la CANACO!, Ahí está afiliado mi negocio.

Es increíble como somos los mexicanos, de verdad que a veces no entiendo nada.

Como siempre que escucho este tipo de argumentos, sonrío como estúpido (No me cuesta mucho aparentarlo) y me pongo a pensar miles de cosas:

1.- Si tanto les interesa quejarse en público, ¿Porqué no aprovecharon al reportero y en lugar de decirme sus idioteces no se las dijeron a él?

2.- Si tanto les gusta ser protagónicos, ¿Porqué se esconden cuando ven una cámara?

3.- Si son tan valientes, ¿Porqué les da miedo un micrófono?

4.- Si son tan inteligentes, ¿Porqué consideran que yo voy a pensar y a decir exactamente lo mismo que ellos?

Bueno, basta de quejas, si alguien ve la entrevista me avisa, que por las prisas no le pregunté al reportero cuándo y dónde salía, y quiero saber si salí igual de guapo en televisión a como estoy en la vida real, ja, ja, ja. (En una de esas y hasta me hago actor o galán de teletonteras, digo telenovelas), vaya usted a saber.


NaCl-U-2


Remo
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