23 octubre 2006

Somos lo que comemos.

(Un cuento infernal).

Andrea me miró con extrañeza, las cosas que le había contado al parecer surtieron efecto, con un gesto de asco apartó de su mano el vaso de sopa instantánea y sin probarlo siquiera salió del comedor, yo aproveché la situación y de inmediato le exprimí un limón y derramé unas gotas de salsa picante sobre la olorosa sopa y acompañándola de unas galletas saladas devoré ávidamente aquel potaje con sabor a camarón que invitante esperaba sobre la mesa; era invierno y cualquier cosa caliente en el estómago me caería bien.

Toda la tarde me congratulé a mi mismo por la estratagema: había resultado el truco, no pocas veces había engañado a personas inocentes con cosas tan simples; y es que no era cosa de quedarme con un antojo...

Minutos antes de que Andrea extrajera el vaso de sopa instantánea del horno de microondas, me solté diciéndole cosas absurdas.

- Andrea, ¿En serio se piensa comer eso? –pregunté con un gesto de desaprobación.

- Sí, claro, es lo más rápido que puedo prepararme. –dijo Andrea con cara de hambre.

- Es que… no, mejor no le digo nada, ¡Disfrute su sopita! -dije intrigante.

- No, dígame por favor. -respondió ella con curiosidad.

- No, mejor no, cómale antes de que se enfríe. -intenté convencerla.

- No, no, no, ya empezó ahora termina, ¡Dígame! -amenzó Andrea.

Su femenina curiosidad fue creciendo exponencialmente en segundos e insistió fuertemente en saber que secreto me guardaba.

Ya en tono meloso, ya en tono amenazante, Andrea no me daba tregua con su interminable ruego, “cansado y rendido” decidí que me había “convencido” con sus argumentos y le conté el “rumor”, lo hice en estos términos.

- Pues mire, salió en la televisión que esas sopas son muy grasosas, y pues usted que cuida tanto su figura… pero no me haga caso, seguro son sólo mala publicidad de la competencia...

- ¿Y qué más? -inquirió ella.

- Pues que son alimentos que fueron desaprobados por la FDA del Gobierno de los Estados Unidos, y que se quieren deshacer de ellos a como dé lugar, por eso nos los envían, porque las empresas podrían quebrar si no se comercializan. -mentí elocuentemente.

Eso bastó para que Andrea, tan cuidadosa de su escultural cuerpo no volviera a probar ese manjar.

Este episodio de mi vida ocurrió en el lejano invierno del año 2000, desde ese entonces me convertí en un fiel comedor de sopas instantáneas hasta ayer…

¡No podía creerlo!, ¡¡Juro por Dios que no creía lo que leía!!

Llegué del trabajo bastante cansado y me senté en la sala, no encendí el televisor porque alcancé a ver una revista sobre los cojines del sofá que mi hermana había dejado olvidada, la abrí al azar y me concentré en un artículo: ¡Oh, terror de los terrores!

En la revista del consumidor se mencionaba que las sopas de vaso instantáneas de cualquier marca contienen en proporción con una sopa casera un 700% más de grasa (con el consiguiente incremento de triglicéridos y colesterol en las venas y en la sangre), además les agregan un ingrediente llamado “Glutamato monosódico”, el cual de acuerdo a los últimos estudios realizados en España por la Universidad Complutense de Madrid provoca hambre ansiosa, por lo cual uno nunca queda satisfecho con un vaso y siempre quiere seguir comiendo más de ese alimento chatarra, esa porquería...

Bien que lo sé, lo he experimentado en carne propia, miren que mi peso normal cuando comencé a ingerir esa basura era de 79 kilogramos, hoy me miro en el espejo y las lonjas me rebasan, para colmo la báscula no sabe mentir, mi peso actual es de 127.5 kilos.

Ya no me parece gracioso el engaño que le hice hace seis años a Andrea, en su momento reí a carcajada batiente de una buena puntada, pero el destino se ha encargado de abofetearme y devolverme con una broma macabra aquel hecho.


NaCl-U-2


Remo.

4 Comentarios:

Blogger Sivoli dijo...

La sopita maruchan con salsa y limón es la neta. Considero que de hecho un vasitop de sopa maruchan constituye por sí mismo un grupo alimenticio.

De hecho, en la iglesia católica deberían de celebrar la eucaristía con un vasito de esos, y repartir a todos... Pero bueno sólo son propuestas.

12:54 p.m.  
Blogger 315517 dijo...

Juas, juas... se me ha antojao' brindar ésta noche con un chupito de glutamato. ^_´

Ö_Ö

1:53 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

a mi nunca me gustaron esas sopas.. si las he comido..mas por necesidad... pero no me gustan...

por ahi escuche que maruchan significa niño gordito...

12:37 p.m.  
Blogger webita dijo...

don zórpilo, no se espante tan feo! deje le platico que el colesterol no se encuentra en las grasas vegetales, que son las que le ponen a las sopitas, además el glutamato monosódico es un conservador y potenciador del sabor de los alimentos que se utiliza en casi todo tipo de envasados, enlatados y empaquetados, incluso en algunos congelados, y las dosis adictivas son muy altas, claro que si comes solo alimentos preparados, o listos para comerse, entonces si te atacas un montón de éste y otros conservadores que, lejos de provocar solo compulsión por comer, producen cancerígenos en el cuerpo... así que puede seguir comiendo sopitas, pero con medida y alternando con cosas preparadas por sus manecitas, ok?
Se lo dice una Ing. Química en Alimentos, ñaca ñaca!

2:50 p.m.  

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