El cuento del nuevo vocablo.
Érase un jueves, que El Zórpilo se encontraba conversando en compañía de su amigo El Chacal.
El Zórpilo se sentía pésimamente mal, tenía temperatura alta, tos, catarro, cuerpo cortado, hablaba gangoso, no podía respirar, en resumidas cuentas de sus males se encontraba rete bien.
La plática giraba en torno a un negocio de discos que se traían entre manos:
El Chacal: - Yo creo que debemos de hacer más publicidad.
El Zórpilo: - ¡Atchú!, yo creo que sí, ¡Cof, cof!
El Chacal: - ¡Uta!, te estás muriendo, estornudas y toses casi al mismo tiempo.
El Zórpilo: - Así ¡Cof, cof!, así es ¡Atchú!
La plática siguió su curso un buen rato, hasta que en cierto momento sobrevino algo insólito:
El Zórpilo: - ¡Yo creo!, ¡Cof, atchú, cof!
El Chacal: - ¡Ay güey!, ¡Estornudaste en medio de la tos!, ¡Increíble!, eso es algo nuevo para mí, ¡Jamás había oído algo parecido en este mundo!
El Zórpilo: - Sí, es el estornutós.
El Chacal: - Mejor deberíamos llamarlo el tostornudo, suena mucho mejor.
El Zórpilo: - ¡Tienes razón!
Esa noche después de cenar frijolitos, El Zórpilo se preparaba para perfeccionar el tostornudo. Frente al espejo ensayaba nuevas muecas y caras al tiempo que se provocaba la tos bebiendo agua helada y los estornudos inhalando pimienta.
A medida que transcurría la noche el tostornudo era cada vez más sonoro y perfecto, ya lo hacía con la lengua de fuera, ya con las manos abiertas a la altura de las orejas, o al realizar un grave reverencia.
Esta última modalidad fue la que El Zórpilo encontró más placentera, y al practicarla nuevamente fue tal la presión que ejerció sobre su abdomen que sin quererlo escapó de su trasero una hedionda y estruendosa flatulencia.
El Zórpilo: - ¡¡¡Cof, cof, atchú, prrt, atchú, cof, cof!!!
Fue algo único, imposible de repetir. Ese día surgió un nuevo vocablo, digno de tres actos resumidos en uno:
El tostornupedo.
Fin.
NaCl-U-2
Remo.
El Zórpilo se sentía pésimamente mal, tenía temperatura alta, tos, catarro, cuerpo cortado, hablaba gangoso, no podía respirar, en resumidas cuentas de sus males se encontraba rete bien.
La plática giraba en torno a un negocio de discos que se traían entre manos:
El Chacal: - Yo creo que debemos de hacer más publicidad.
El Zórpilo: - ¡Atchú!, yo creo que sí, ¡Cof, cof!
El Chacal: - ¡Uta!, te estás muriendo, estornudas y toses casi al mismo tiempo.
El Zórpilo: - Así ¡Cof, cof!, así es ¡Atchú!
La plática siguió su curso un buen rato, hasta que en cierto momento sobrevino algo insólito:
El Zórpilo: - ¡Yo creo!, ¡Cof, atchú, cof!
El Chacal: - ¡Ay güey!, ¡Estornudaste en medio de la tos!, ¡Increíble!, eso es algo nuevo para mí, ¡Jamás había oído algo parecido en este mundo!
El Zórpilo: - Sí, es el estornutós.
El Chacal: - Mejor deberíamos llamarlo el tostornudo, suena mucho mejor.
El Zórpilo: - ¡Tienes razón!
Esa noche después de cenar frijolitos, El Zórpilo se preparaba para perfeccionar el tostornudo. Frente al espejo ensayaba nuevas muecas y caras al tiempo que se provocaba la tos bebiendo agua helada y los estornudos inhalando pimienta.
A medida que transcurría la noche el tostornudo era cada vez más sonoro y perfecto, ya lo hacía con la lengua de fuera, ya con las manos abiertas a la altura de las orejas, o al realizar un grave reverencia.
Esta última modalidad fue la que El Zórpilo encontró más placentera, y al practicarla nuevamente fue tal la presión que ejerció sobre su abdomen que sin quererlo escapó de su trasero una hedionda y estruendosa flatulencia.
El Zórpilo: - ¡¡¡Cof, cof, atchú, prrt, atchú, cof, cof!!!
Fue algo único, imposible de repetir. Ese día surgió un nuevo vocablo, digno de tres actos resumidos en uno:
El tostornupedo.
Fin.
NaCl-U-2
Remo.
publicadas por Remo a la/s
10:03 a.m.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal