Cirildo Chacarito y Victoriano Churo.

La etnia Tarahumara de Chihuahua desde tiempo ancestral ha practicado la carrera como medio de subsistencia, ellos mismos se autodenominan Rarámuris, que significa: “corredor a pie” o “pies ligeros”.

Su método de caza es perseguir a los venados por los recónditos bosques de la Sierra Tarahumara, hasta que el fatigado animal se desploma y es cuando estos nativos se aproximan a él para darle muerte.

Uno de sus juegos tradicionales consiste en aventar una pequeña pelota de madera, saliendo todos los hombres en tropel, con el objetivo de tomar nuevamente la bola, patearla y seguir corriendo, dicha competencia suele durar días enteros.

Las mujeres practican un juego similar, sólo que en lugar de una pelota de madera utilizan un aro, y es con una vara como impulsan adelante al objeto.

Por mucho tiempo se ha propuesto que los Rarámuris, como me gusta más llamarlos sean competidores en los maratones internacionales.

¡Qué fácil es tomar decisiones detrás de un escritorio!

¡Ni siquiera se les ha preguntado a ellos si desean competir!

Cuentan que una vez cierto político trató de convencer a un Rarámuri para que participara en un maratón internacional, la conversación fue más o menos así:

Político: - ¡Participa, te aseguro que vas a ganar!

Rarámuri: - ¿Y para qué?

Político: - ¿Cómo para qué?, ¡Para que te den un trofeo o una medalla!

Rarámuri: - ¿Y para qué?

Político: ¡Para que la gente te reconozca!, ¡Para que todos te respeten, para que seas un héroe!

Rarámuri: - ¿Y para qué?

Político: - ¡Para que conozcas al Presidente!, ¡Para que todos los mexicanos estemos orgullosos de ti!

Rarámuri: - ¿Y para qué?

Político: - ¡Para qué sepas lo que es la gloria deportiva!

Rarámuri: - ¿Y para qué?

Político: ¡Contigo no se puede razonar!

Rarámuri: - Cuando nosotros corremos, lo hacemos hambre, nada más.

Esas palabras del Rarámuri me duelen en el alma, considerar que una etnia de mi país está desapareciendo del mapa por hambre y desnutrición, me llevan a pensar que nosotros como mestizos somos invasores de la tierra que era su propiedad mucho antes que los españoles llegaran aquí, y que por obscuras ambiciones los chabochis, (los que tienen barbas) como ellos nos llaman, los hemos ido empujando a vivir en lugares cada vez más alejados e infértiles, ello me llena de culpa.

El ultramaratón es una competencia donde los participantes deben de correr distancias mayores a los 42 kilómetros que es el límite de distancia de un maratón normal. Hay ultramaratones de 50 y hasta 100 kilómetros.

Pues bien, dos corredores Rarámuris han escalado la cima mundial y han conseguido la gloria no sólo del Estado de Chihuahua, sino de México entero, al ganar competencias nacionales e internacionales.

Finalmente alguien los convenció de participar y ellos han obtenido los triunfos que muchos deseáramos, sólo que su recuerdo parece sumirse en el olvido, y hoy por hoy, padecen hambre en sus lugares de origen.

Cirildo Chacarito ha ganado maratones en el Estado de Colorado, California, Cd, de México, además de haber participado en muchos otros.

Victoriano Churo, ha obtenido victorias en Suiza, Canadá, así como en las ciudades de Los Ángeles y el Distrito Federal.

Cabe recordar que ellos cuando compiten lo hacen con su traje típico, su taparrabo, su collera y corren con huaraches hechos de hule de llanta, con la vestimenta común de cualquier Rarámuri. No calzan los tenis fabricados con lo último en tecnología, ni playeras o “shorts” con telas súper livianas que dejan escapar el sudor sin constituir una carga extra para el corredor, lo cual no deja de sorprender a los participantes de países del primer mundo que cuentan con entrenamientos vanguardistas, dietas especializada y se hacen acompañar a cada torneo con un entrenador, un doctor y hasta un psicólogo; sólo para ser vencidos con mucha facilidad por indígenas cuya alimentación básica es el maíz convertido en pinole.

En el año de 1997, Cirildo Chacarito fue distinguido, en este su lugar de origen, con la estatuilla “El Teporaca de Oro”, máxima distinción que un deportista puede alcanzar en este Estado.

Lo que ha ocurrido a últimas fechas me llena de tristeza, de rabia e impotencia.

Chacarito y Churo, se han visto obligados a vender sus medallas, trofeos e incluso el codiciado premio del Teporaca de Oro, para tener algo que comer, ¿Qué más pueden hacer?, deben sobrevivir a como dé lugar, no tienen frijoles ni tortillas para alimentarse, así que tomaron la dolorosa decisión de vender sus preseas en las ridículas cantidades de $ 20.00 y $ 50.00 (Veinte y cincuenta pesos).

Chacarito se queja amargamente que ya no participa en los eventos porque no lo invitan, ha pasado a ser un ser invisible, sólo un recuerdo de una héroe pasado de moda, como si ya hubiera muerto.

Hicimos un escandalazo cuando Soraya Jiménez obtuvo en Sydney la medalla de oro, nos emocionamos con las glorias deportivas de Ana Gabriela Guevara, y que decir del campeonato mundial de fútbol obtenido por la selección sub-17, entre otras muchas victorias de mexicanos en el ámbito deportivo, pero hacemos a un lado y procuramos “olvidar” que somos una potencia mundial en los juegos paralímpicos, ¿Qué podrían esperar Cirildo y Victoriano de nosotros?

Nunca he visto que estos deportistas Rarámuris a pesar de sus triunfos fueran recibidos en la residencia oficial de Los Pinos por el primer mandatario en turno.

Hoy, al menos mis pocos lectores sabrán o recordarán en esta bitácora las hazañas deportivas de estos dos hombres, de estos dos guerreros a quien dedico un humilde homenaje, y que luchan ya no para ser recordados, sino para poder subsistir un día más ante nuestra total indiferencia.


NaCl-U-2


Remo.