06 marzo 2006

Ira regional.

Cuando era estudiante del primer año de secundaria, mi madre me hizo –con sus magros recursos económicos- un traje deportivo (pantalonera y sudadera) de color verde limón para mi clase de educación física, como nunca he tenido ningún problema con vestir sin importar el color que sea, me los puse y me dirigí a la escuela.

Apenas llegué al edificio escolar, dos de mis compañeros se burlaron de mi ropa, de inmediato comenzaron a decirme “campa”, que era una abreviatura de campamocha, porque según ellos ese color les recordaba a ese animal.

Al principio me molestaba mucho que me dijeran así, porque sentía que lo decían de mala onda, la maestra de educación física al ver mi disgusto, me dijo:

- No podemos callarlos, simplemente ignóralos.

¡Pero que ocurrencias de la maestra!, ¿Cómo voy a ignorar a unos engendros de Satanás que todo el día se la pasaban diciéndome así?

Esa tarde pensé en lo que debía de hacer, y como dice el dicho: “Si no puedes con el enemigo, únete a él”, a la semana siguiente me enfundé nuevamente mi traje deportivo y con una actitud de me vale madres lo que piensen comencé a acoplarme con quienes eran mis críticos, ya con ellos incluso llegué a imitar las poses tipo “Bruce Lee” que adoptan las mantis religiosas, y en una de esas hasta dije:

- Apártense porque en esta posición me voy a aventar un pedo.

Todo mundo se rió de mis ocurrencias y desde ese entonces pude comprender que la gente se ríe de todo y de todos, no nada más se reían de mí, también se ridiculizaban esos dos amigos el uno al otro, así como también al chico que usaba lentes, éste a su vez se carcajeaba del chavo gordo, quien a no paraba de criticar a la jovencita pecosa, la cual siempre imitaba a la adolescente flaca y ésta se burlaba del mozalbete con labios grandes, etc.

Aquello era una auténtica cadena de burlas e imitaciones, desde entonces comprendí que uno debe reírse de todo, empezando por uno mismo, y después de un año, quizá por aburrimiento o porque me había ganado su respeto aquel par de amigos hasta dejaron de decirme “campa”.

Estudiaba ya en el CETis 86, mi educación preparatoria cuando nos tocó una maestra de química que tenía un problema en una pierna, lo cual provocaba que al caminar recargara el peso de su cuerpo en una sola pierna más de lo normal y balanceara sus pasos de una manera peculiar, supongo que con el tiempo eso le provocó que un lado de su cadera estuviera normal, pero el otro era grotescamente diferente, se le había desarrollado exageradamente, eso no era motivo para que la profesora (de quien omitiré el nombre), no contara un muy clásico chiste de una prostituta con una cadera sumamente grande (como la de ella misma), que cobraba por el kilo de cadera, y al tiempo que la maestra contaba el chiste señalaba su cuerpo y soltaba la carcajada, ¡Eso es tener sentido del humor!, miren que reírse de su desgracia.

Durante el segundo semestre de mi educación universitaria, un maestro nos recibió en el salón de clases con la siguiente frase:

- ¡Buenos días!, ¡Bienvenidos a bordo!, ¡No se preocupen, la Contabilidad es una vacilada!

Toda la clase soltó una risotada, porque el mismo mentor sabía que todos le decían que era un barco, es decir a nadie reprobaba y su clase era muy amena y divertida.

Otro caso en cuarto semestre ocurrió cuando otro maestro de contabilidad nos dijo:

- ¡Si los burros cargan y abonan!, ¿Porqué nosotros como contadores, no?

Ese profesor desmitificaba a los contadores que son personas serias, frías y muy estrictas en el trato, él quería que fuéramos profesionistas humanos con alto sentido de la responsabilidad, pero también del humor, no como muchos que sólo parecen máquinas o robots de contar números.

Se preguntarán ustedes: ¿Qué relación tienen todos estos hechos con el título de este texto?, bien, la respuesta es simple durante tres días seguidos una persona que escribe en: un conocido “blog” mexicano "criticó” al Estado de Chihuahua, muchos coterráneos, bastante molestos insistían en ofender al autor de esos escritos, los insultos y respuestas llovieron de todos tamaños, colores, olores y sabores.

A mi modo de ver, no hay razón para sentirse ofendido, y trataré de explicar mi pensamiento:

Primero porque cuando uno viaja a otro lugar, uno cuenta las cosas según como le fue en la feria, y segundo porque esa persona aclaró que nunca había estado en el estado de Chihuahua y lo más importante, se trataba de un texto con sarcasmo. ¿Entonces, cuál es el motivo del enojo?

Un ejemplo de lo que ocurre en esa página:

Supongamos que visita la Ciudad de Chihuahua el chistólogo (chida palabra que me acabo de inventar) Polo, Polo, que como todos sabemos es bueno para burlarse de todo. En sus narraciones hace mofa de Dios, de los políticos, de sus compañeros artistas, de los mexicanos, de los estadounidenses, de los animales, de los vegetales, etc.

Si yo como hombre, macho, varón, masculino, mexicano, soltero, voy y compro un boleto para ver su espectáculo, es porque ya sé a lo que voy, y debo asumir que el señor lo que habla no lo dice en serio, total que la función comienza y en el primer chiste se lanza en contra de las mujeres casadas, y provoca mi gracia, lógico es que me voy a reír hasta que se me reviente la panza, si en el segundo chiste habla mal de la policía, pues me burlaré hasta que me duelan las quijadas, pero si en el tercer chiste habla mal de los hombres, machos, varones, masculinos, mexicanos, solteros, y todo mundo se retuerce en sus asientos de la risa, ¿Qué es lo que debo de hacer?

1.- Levantarme de mi asiento indignadísimo, mentarle la madre y retarlo a golpes.

2.- Salirme en silencio totalmente molesto del lugar y prometerme no volver a verlo jamás.

3.- Reírme como loco por las ocurrencias del comediante y continuar disfrutando de sus chistes.

Por supuesto, cada quien es libre de elegir la que quiera, pero la opción número uno fue la que tomó el grueso de las personas de Chihuahua en ese caso, no sé cuantas personas tomarían la opción dos, pero a saber sólo otras dos personas y yo tomamos la opción tres.

No intento convencer a nadie de que mi razonamiento sea el correcto, tampoco pretendo influir en la forma de pensar o ser de nadie, y mucho menos estoy defendiendo al autor de aquellas críticas, simple y sencillamente estoy exponiendo mis puntos de vista.

Sigamos con los ejemplos, bien se presenta en esta ciudad capital Paquita la del barrio, todo mundo sabemos que en sus canciones a los hombres no nos baja de rata de dos patas, y al parecer lo dice muy en serio, si yo voy a comprar mi boleto para presenciar su espectáculo, considero que ya sé a lo que voy, que muchas mujeres van a estar gritando hasta desgañitarse en contra de mí, a lo mejor hasta se burlan de que un hombre, macho, varón, masculino, mexicano, soltero, acuda a un recital de insultos, ¿Qué hacer si ya estoy ahí?, nuevamente tengo las tres mismas opciones que en el párrafo anterior. ¡Vamos, no hay que ser ilusos!, de alguien que canta en contra de los hombres no puedes esperar palabras dulces para este género, ya se sabe de antemano.

Si yo soy un ser honesto y alguien me lo dice sea en tono de calma o enojo, ¿Es motivo para que me violente?, yo creo que no, porque lo soy.

Ahora bien, si alguien me dice que soy un ladrón, y de igual forma me lo pueden decir furiosos o en son de burla, ¿Es motivo para que lo agreda?, creo que tampoco, porque no lo soy, a lo mucho responderé con un contundente: ¡No!

Debemos esperar que si alguien se burla de todo, en determinado momento lo haga también de nosotros mismos, ¿O no?, ahora bien, el que se ríe se lleva, puede uno perfectamente contestar con igual sarcasmo, pero no con ofensas desagradables.

El problema radica en que la mayoría de los humanos somos muy buenos para reírnos de los demás, pero de ninguna manera podemos permitir que alguien se ría a nuestras costillas, (creo que comer tanta carne de res en el norte de este país nos ha vuelto mucho más agresivos), con lo sucedido en esa bitácora, me doy una clara idea, - a respetable escala- del porqué los musulmanes se ofendieron tanto por las caricaturas danesas de Mahoma.

Por lo que a mí respecta, estoy total y completamente seguro de lo que soy y como lo soy, como para que con unas cuantas palabras alguien me haga sentir mal o menos, sólo hay una sola cosa en este mundo que me saca de quicio, pero no la diré, porque eso puede después ser usado en mi contra, por constituir de manera nodal mi punto débil.

Sólo puedo terminar diciendo que nadie piense que no amo esta tierra que me vio nacer, lo hago con todo mi corazón, pero su clima es demasiado riguroso e inclemente conmigo y durante el invierno me ocasiona enfermedades respiratorias sin igual, he tratado de emigrar a otros lugares con temperaturas más benevolentes (a la fecha ya desistí de esos intentos) como por ejemplo vivir en Cancún, o Guanajuato pero nadie me cree que soy sincero -durante las entrevistas laborales-, al decir que quiero cambiar de residencia por cuestiones de salud, se les figura que he de ser un prófugo de la justicia que miente o que he de tener cáncer, SIDA u otras enfermedades incurables. Por tanto “Si la vida te da limones, pues haz limonada”, permaneceré indefinidamente en mi terruño, que a final de cuentas tiene la ventaja de pagar un salario más alto.

¡Hay que reírse de todo, hasta de uno mismo!


NaCl-U-2


Remo.

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