15 marzo 2006

El sueño de las líneas.

Tengo un sueño recurrente cada vez que me encuentro enfermo de gravedad.

Apenas cierro los ojos y me veo viajando en una especie de carrito de la montaña rusa sobre líneas rectas multicolores que se entrecruzan unas con otras, como si aquello fuera una gigantesca telaraña en forma de cuadro.

La sensación que me produce viajar a tanta velocidad de un punto a otro de ese enorme cuadrado es una sensación de náuseas.

Por más que los colores de las líneas sean tan vivos como los que tejen los huicholes, por más que me proponga disfrutar del viaje, o por más que intente dominar la velocidad de ese carrito, siempre termino con el bolo alimenticio en mi garganta a punto de vomitarlo.

¡Es terrible!

El viajar al centro de esa telaraña a la velocidad de la luz, me hace sentir como si mi cuerpo se encontrara en un punto de origen, mientras que mis ojos ya llegaron al punto de destino, con el consiguiente reacomodo de músculos y huesos producto de aquella brusca aceleración, no bien mi cuerpo se encuentra en reposo, comienzo a alejarme en sentido inverso a otra dirección, sólo para recomenzar una y otra vez ese psicodélico viaje sin fin.

Cuando vi por primera vez un fragmento de la película “Tron”, encontré una leve semejanza a mi sueño.

Quizá por eso temo tanto el llegar a enfermarme, porque sé de antemano que aparte del malestar conocido de esta o aquella enfermedad, por la noche tendré que armarme de valor para realizar ese viaje del que no compré boleto.


NaCl-U-2


Remo.

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