Tabú.
De estar solo tengo miedo, de tocar y no tocarte,
de saber que yo no puedo esta noche acariciarte.
Este viento tan caliente que yo siento en todo el cuerpo,
y éstas ansias de desvelo me derriten el cerebro,
no razono, ya no pienso, estoy enfermo de deseo.
Voy muriendo y tengo fiebre por tocar tu piel de bronce,
estoy caliente e impaciente por sentir el suave roce
de tus muslos asesinos, que aprisionan y estrangulan,
esa parte de mi cuerpo que se adentra en tus adentros.
En mi cama me revuelco como espíritu poseso,
tengo ganas de tus labios, de tu aroma y de tu cuello,
de tu ombligo y tus mejillas, tus rodillas y tus pechos;
te imagino allá a lo lejos, que te acercas a mi alcoba,
ven corriendo no te digo, ¡Ven volando te lo ordeno!
Voy bajando y voy subiendo en esta dulce tortura,
¡Cómo gruño!, ¡Qué indiscreto!, cuando evoco tu cintura;
al final me quedo quieto de esta bárbara escalada,
son segundos de temblores, contorsiones y locura;
la simiente que contengo brota al fin desesperada,
las explosiones que vierto son preludio de la nada.
En mi mente te reinvento, con tus ojos yo me encuentro,
es tu voz la que me arrulla, me descansa y me saluda
y en este cuarto desierto, lentamente yo me duermo.
NaCl-U-2
Remo.
de saber que yo no puedo esta noche acariciarte.
Este viento tan caliente que yo siento en todo el cuerpo,
y éstas ansias de desvelo me derriten el cerebro,
no razono, ya no pienso, estoy enfermo de deseo.
Voy muriendo y tengo fiebre por tocar tu piel de bronce,
estoy caliente e impaciente por sentir el suave roce
de tus muslos asesinos, que aprisionan y estrangulan,
esa parte de mi cuerpo que se adentra en tus adentros.
En mi cama me revuelco como espíritu poseso,
tengo ganas de tus labios, de tu aroma y de tu cuello,
de tu ombligo y tus mejillas, tus rodillas y tus pechos;
te imagino allá a lo lejos, que te acercas a mi alcoba,
ven corriendo no te digo, ¡Ven volando te lo ordeno!
Voy bajando y voy subiendo en esta dulce tortura,
¡Cómo gruño!, ¡Qué indiscreto!, cuando evoco tu cintura;
al final me quedo quieto de esta bárbara escalada,
son segundos de temblores, contorsiones y locura;
la simiente que contengo brota al fin desesperada,
las explosiones que vierto son preludio de la nada.
En mi mente te reinvento, con tus ojos yo me encuentro,
es tu voz la que me arrulla, me descansa y me saluda
y en este cuarto desierto, lentamente yo me duermo.
NaCl-U-2
Remo.
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