Ren-evocaciones.
Tengo una memoria privilegiada para ciertas cosas, desde siempre me he dado cuenta de ello.
Algunos de mis amigos difícilmente recuerdan cosas que vivimos juntos hace semanas o meses, y no es hasta que empiezo a describirles paso a paso lo ocurrido que empiezan a rememorar y a darme la razón.
De algunas escenas de mi vida puedo evocar diálogos exactos, situaciones, colores, aromas, sabores y hasta texturas.
Lamentablemente mi cerebro funciona en dos sentidos, a la par que recuerdo cosas gratas, también lo hago con las cosas que no lo son, ojalá y pudiera crear un mecanismo de defensa o de evasión para no acordarme de las malas experiencias.
Primera evocación:
La primera memoria que tengo es de cuando aún era un bebé y ni siquiera sabía hablar, tengo esa escena grabada como si hubiera ocurrido ayer.
En esa ocasión me encontraba sentado en el borde de una ventana y el sol de la tarde iluminaba la pared de mi casa, la cual estaba pintada de color amarillo, a juzgar por la posición del sol, hoy considero que serían las cinco de la tarde.
Mi madre jugaba conmigo, y detrás de ella se encontraba mi abuela materna, cuchicheándole algo al oído.
Claramente recuerdo estas palabras que mi madre le dirigió a mi padre:
- Viejo rabo verde, que se vaya y no vuelva o le echamos agua caliente en la cola.
No alcanzo a visualizar la cara de mi papá, sólo recuerdo la puerta que se cerraba violentamente detrás de sí.
Segunda evocación:
De la primera memoria, mi mente salta abruptamente a una edad en la que contaba aproximadamente con tres años de edad, ya sabía hablar y caminar, era invierno y hacía frío, recuerdo que traía un gorro tejido de color azul y mi madre me llevaba de la mano por la calle, ella usaba un abrigo de color negro.
Cuando pasamos por la casa de mi amigo Erick, él se encontraba jugando a los carritos con su hermano Jorge en el porche de su casa, ambos eran hijos de un maestro de la escuela primaria yo ya los conocía, por cierto Erick usaba una camisa a cuadros blancos y azules; al pasar me detuve a verlos, interiormente me preguntaba ¿Porqué no me invitan a jugar?, yo realmente quería jugar con ellos pero no me convidaron y me quedé calladito viéndolos, eso fue tan sólo un breve instante, porque mi madre me dijo:
- ¿Quieres quedarte a jugar con ellos?, ahorita regreso por ti.
Yo no dije nada, tomé la mano de mi madre y nos fuimos de ahí a comprar algunas cosas a la tienda que quedaba a una cuadra de distancia.
Algunas personas a quienes les cuento este tipo de situaciones, consideran que lo hago sólo por no tener de que hablar o que me estoy inventando cosas, (Ya saben ustedes que en ocasiones se me da eso de escribir cuentos inverosímiles) sin embargo, hay alguien a quien no puedo engañar ni hacer tonto y es a mi propia persona, todo eso lo he vivido, lo he contado, y hoy lo he escrito.
Hasta hace cinco años me atreví a comentarle a mi madre el suceso de mi primera memoria, por supuesto que ella no recordaba nada pero sí me aseguró que en esa época mi padre no vivía con nosotros porque ellos no estaban aún casados, y aunque él acudía con frecuencia a visitarnos mi abuela materna siempre le hacía mala cara y le decía cosas no agradables.
Para finalizar este par de evocaciones, diré que el tiempo transcurrido entre la primera y la segunda memoria, fue para mí algo muy rápido, aún recuerdo la angustia interior que sentía al sucederse una serie de eventos con una velocidad asombrosa y me hacían preguntarme a mí mismo ¿Mí mismo, será esto normal?, ¿Le ocurrirá a todo el mundo lo mismo que a mi persona?
Me parecía que la vida transcurría demasiado acelerada, era como un constante abrir y cerrar de ojos, algunas cosas se fijaban en mi mente con anclas, justo como las que describí anteriormente, mientras que otras simplemente desaparecían en segundos difuminadas en una especie de pantalla negra.
P.D. Memorias desempolvadas y desenmarañadas de mi cerebro al leer e interpretar exactamente a la inversa el texto de Klept0 que ella tituló “Memoria de pez”.
NaCl-U-2
Remo.
Algunos de mis amigos difícilmente recuerdan cosas que vivimos juntos hace semanas o meses, y no es hasta que empiezo a describirles paso a paso lo ocurrido que empiezan a rememorar y a darme la razón.
De algunas escenas de mi vida puedo evocar diálogos exactos, situaciones, colores, aromas, sabores y hasta texturas.
Lamentablemente mi cerebro funciona en dos sentidos, a la par que recuerdo cosas gratas, también lo hago con las cosas que no lo son, ojalá y pudiera crear un mecanismo de defensa o de evasión para no acordarme de las malas experiencias.
Primera evocación:
La primera memoria que tengo es de cuando aún era un bebé y ni siquiera sabía hablar, tengo esa escena grabada como si hubiera ocurrido ayer.
En esa ocasión me encontraba sentado en el borde de una ventana y el sol de la tarde iluminaba la pared de mi casa, la cual estaba pintada de color amarillo, a juzgar por la posición del sol, hoy considero que serían las cinco de la tarde.
Mi madre jugaba conmigo, y detrás de ella se encontraba mi abuela materna, cuchicheándole algo al oído.
Claramente recuerdo estas palabras que mi madre le dirigió a mi padre:
- Viejo rabo verde, que se vaya y no vuelva o le echamos agua caliente en la cola.
No alcanzo a visualizar la cara de mi papá, sólo recuerdo la puerta que se cerraba violentamente detrás de sí.
Segunda evocación:
De la primera memoria, mi mente salta abruptamente a una edad en la que contaba aproximadamente con tres años de edad, ya sabía hablar y caminar, era invierno y hacía frío, recuerdo que traía un gorro tejido de color azul y mi madre me llevaba de la mano por la calle, ella usaba un abrigo de color negro.
Cuando pasamos por la casa de mi amigo Erick, él se encontraba jugando a los carritos con su hermano Jorge en el porche de su casa, ambos eran hijos de un maestro de la escuela primaria yo ya los conocía, por cierto Erick usaba una camisa a cuadros blancos y azules; al pasar me detuve a verlos, interiormente me preguntaba ¿Porqué no me invitan a jugar?, yo realmente quería jugar con ellos pero no me convidaron y me quedé calladito viéndolos, eso fue tan sólo un breve instante, porque mi madre me dijo:
- ¿Quieres quedarte a jugar con ellos?, ahorita regreso por ti.
Yo no dije nada, tomé la mano de mi madre y nos fuimos de ahí a comprar algunas cosas a la tienda que quedaba a una cuadra de distancia.
Algunas personas a quienes les cuento este tipo de situaciones, consideran que lo hago sólo por no tener de que hablar o que me estoy inventando cosas, (Ya saben ustedes que en ocasiones se me da eso de escribir cuentos inverosímiles) sin embargo, hay alguien a quien no puedo engañar ni hacer tonto y es a mi propia persona, todo eso lo he vivido, lo he contado, y hoy lo he escrito.
Hasta hace cinco años me atreví a comentarle a mi madre el suceso de mi primera memoria, por supuesto que ella no recordaba nada pero sí me aseguró que en esa época mi padre no vivía con nosotros porque ellos no estaban aún casados, y aunque él acudía con frecuencia a visitarnos mi abuela materna siempre le hacía mala cara y le decía cosas no agradables.
Para finalizar este par de evocaciones, diré que el tiempo transcurrido entre la primera y la segunda memoria, fue para mí algo muy rápido, aún recuerdo la angustia interior que sentía al sucederse una serie de eventos con una velocidad asombrosa y me hacían preguntarme a mí mismo ¿Mí mismo, será esto normal?, ¿Le ocurrirá a todo el mundo lo mismo que a mi persona?
Me parecía que la vida transcurría demasiado acelerada, era como un constante abrir y cerrar de ojos, algunas cosas se fijaban en mi mente con anclas, justo como las que describí anteriormente, mientras que otras simplemente desaparecían en segundos difuminadas en una especie de pantalla negra.
P.D. Memorias desempolvadas y desenmarañadas de mi cerebro al leer e interpretar exactamente a la inversa el texto de Klept0 que ella tituló “Memoria de pez”.
NaCl-U-2
Remo.
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