Nadie como Nadia.
Tenía yo seis años de edad, cuando me gustaba ver por la televisión un programa deportivo que subsiste hasta hoy, Deportv (y continúo viéndolo, domingo a domingo).
Recuerdo como si fuera hoy, aquellas imágenes de las cuales ni mis padres ni yo podíamos dar crédito por la flexibilidad y gracia con la que aquella niña rumana se desplazaba en los aparatos gimnásticos durante la Olimpiada de Montreal 1976.
Era el surgimiento de una nueva estrella, quien a la postre se convertiría en la reina indiscutible de la gimnasia, ella fue la primera gimnasta de la historia en alcanzar la calificación perfecta en sus ejercicios: ¡10!
Recuerdo aún que al momento de calificar los jueces su impecable desempeño en las barras asimétricas, el tablero electrónico no estaba programado para marcar la perfección, por lo que después de momentos de incertidumbre, la pizarra electrónica se encendió y anunció una calificación de 1.00, todo mundo se preguntaba que era aquello, nadie entendía que pasaba, hasta que anunciaron por el altavoz que era un 10.
El número con el que ella participó en esa olimpiada era el 73, el cual casualmente al sumar 7+3 nos da la constante que fue su participación en esos juegos, un 10.
Es difícil siquiera imaginar que una adolescente de 16 años, en sus primeros juegos olímpicos obtuviera 5 medallas en total, 3 preseas de oro, 1 de plata y 1 de bronce. Oro en el concurso general femenino (La prueba más completa), metal dorado en la viga de equilibrio, y nuevamente oro en las barras asimétricas, plata en el general por equipos, y bronce en los ejercicios de manos libres en piso.
¡Caray! Ella solita superó con su actuación el total de medallas cosechadas por toda la delegación de México, no sólo en esa sino en varias olimpiadas.
La historia de la gimnasia mundial fácilmente puede dividirse entre el antes y el después de Nadia Comaneci, hoy en día Rumania continúa siendo una potencia mundial en ese deporte, lo cual no es sino el legado que dejó aquella pequeña.
Desde entonces La Comaneci se convirtió en un ídolo a seguir por mí, una muestra de perseverancia y tenacidad, resistencia a la presión, y por el simple hecho de disfrutar lo que se hace. Una de mis mejores amigas de la infancia, tenía en su casa un póster con Nadia en la viga de equilibrio, ¡Cómo ansiaba yo tener un cartelón igual!
Nadia, merece toda mi admiración y respeto. Debo confesar que se convirtió en mi primer amor platónico.
En 1977, se celebró el campeonato europeo en Praga, Nadia participó, sólo para que los jueces injustificadamente le otorgaran la medalla de plata en las barras asimétricas, siendo que su actuación fue muy superior a quien recibiría la medalla de oro, la soviética Nelly Kim, indignado el equipo rumano, encabezado por el entrenador Bela Karolyi, se retiraron de esa justa. Iniciaba la persecución soviética para desmoralizar a Rumania, cabe recordar que en ese tiempo Checoslovaquia era un país satélite del régimen comunista que gobernaba la U.R.S.S.
Durante el campeonato mundial de 1979, antes de su ejercicio en la viga de equilibrio, Nadia se retiró de la competencia debido a que presentaba envenenamiento en la sangre, según la historia oficial ella se cortó una mano con una hebilla metálica, pero las dudas nunca dejaron de atormentar mi mente. Reuniendo su fuerza de voluntad, dejó el hospital, hizo un majestuoso ejercicio en la viga de equilibrio y Rumania ganó por primera vez en la historia la primera medalla de oro por equipos, gracias a la actuación de La Comaneci.
En 1980, conjugándose todo lo malo en contra de Nadia, los juegos olímpicos fueron en Moscú, sobra decir, que los rusos emplearon todas las tácticas conocidas para que ella no triunfara, me dolió en el alma ver su rostro totalmente preocupado antes de subir a las barras asimétricas, y como al realizar ese ejercicio en uno de sus últimos giros, cayó al suelo por un error de centímetros, no pude presenciar su casi imposible salto de salida: el doble mortal de espaldas que ella daba al salir de las barras. La malévola voluntad soviética finalmente había afectado a La Comaneci.
A pesar de ello, Nadia consiguió 4 medallas, 2 de oro y 2 de plata: la medalla de plata en el concurso general femenino, nuevamente presea plateada en el general por equipos, la medalla de oro en los ejercicios a manos libres en piso, y el metal dorado nuevamente en su prueba más majestuosa, la viga de equilibrio.
Hace días caminaba despreocupadamente por la calle Libertad, y al pasar frente a una tienda de libros usados, alargué el brazo y extraje casi instintivamente un libro con fotografías de Nadia, ese libro fue editado en 1977, no dudé en comprarlo en el módico precio de $ 5.00 (Cinco pesos 00/100 M.N.), ¡Por fin tendría en mis manos la biografía de Nadia!, el libro aunque desgastado, es un material inestimable, contiene fotos de muchas competencias: olimpiadas, mundiales, campeonatos europeos, además de sus entrenamientos realizando saltos “split” en las arenas del mar negro y en su gimnasio.
Aún recuerdo que a mediados de la década de los 90´s ella se presentó en México, por supuesto grabé en videocasete toda la transmisión que realizó Tv Azteca. Igual hice cuando el programa deportivo Deportv cumplió 30 años, y una de sus estrellas invitadas fue justamente Nadia Comaneci, al lado de figurones mundiales como Pelé, Julio César Chávez, Fernando Valenzuela, Soraya Jiménez y César Luis Menotti.
En el ínter, se dio la historia de que ella había huido de Rumania perseguida por el régimen tiránico de Ceausescu, y que terminó refugiándose en los Estados Unidos, hoy sigue participando en las olimpiadas, pero como juez.
Ella fue la primera mujer atleta que habló ante las Naciones Unidas, y lanzó una campaña de voluntariado internacional.
Si algún día se edita un libro con las diez mejores mujeres atletas de la historia, sin duda Nadia Comaneci, debe aparecer en él. Por su parte ella ya escribió un libro que me muero por conseguir y que se llama “Cartas a una gimnasta joven”, tampoco he logrado adquirir la película que sobre su vida se realizó en la década de los 80´s.
Su modestia y humildad quedan de manifiesto cuando pronunció esta frase: “No soy nadie para decir que soy la mejor del mundo”.
Nueve medallas olímpicas en total para esta pequeña rumana, bien decía mi padre desde ese entonces: ¡Nadie como Nadia!
NaCl-U-2
Remo.
Recuerdo como si fuera hoy, aquellas imágenes de las cuales ni mis padres ni yo podíamos dar crédito por la flexibilidad y gracia con la que aquella niña rumana se desplazaba en los aparatos gimnásticos durante la Olimpiada de Montreal 1976.
Era el surgimiento de una nueva estrella, quien a la postre se convertiría en la reina indiscutible de la gimnasia, ella fue la primera gimnasta de la historia en alcanzar la calificación perfecta en sus ejercicios: ¡10!
Recuerdo aún que al momento de calificar los jueces su impecable desempeño en las barras asimétricas, el tablero electrónico no estaba programado para marcar la perfección, por lo que después de momentos de incertidumbre, la pizarra electrónica se encendió y anunció una calificación de 1.00, todo mundo se preguntaba que era aquello, nadie entendía que pasaba, hasta que anunciaron por el altavoz que era un 10.
El número con el que ella participó en esa olimpiada era el 73, el cual casualmente al sumar 7+3 nos da la constante que fue su participación en esos juegos, un 10.
Es difícil siquiera imaginar que una adolescente de 16 años, en sus primeros juegos olímpicos obtuviera 5 medallas en total, 3 preseas de oro, 1 de plata y 1 de bronce. Oro en el concurso general femenino (La prueba más completa), metal dorado en la viga de equilibrio, y nuevamente oro en las barras asimétricas, plata en el general por equipos, y bronce en los ejercicios de manos libres en piso.
¡Caray! Ella solita superó con su actuación el total de medallas cosechadas por toda la delegación de México, no sólo en esa sino en varias olimpiadas.
La historia de la gimnasia mundial fácilmente puede dividirse entre el antes y el después de Nadia Comaneci, hoy en día Rumania continúa siendo una potencia mundial en ese deporte, lo cual no es sino el legado que dejó aquella pequeña.
Desde entonces La Comaneci se convirtió en un ídolo a seguir por mí, una muestra de perseverancia y tenacidad, resistencia a la presión, y por el simple hecho de disfrutar lo que se hace. Una de mis mejores amigas de la infancia, tenía en su casa un póster con Nadia en la viga de equilibrio, ¡Cómo ansiaba yo tener un cartelón igual!
Nadia, merece toda mi admiración y respeto. Debo confesar que se convirtió en mi primer amor platónico.
En 1977, se celebró el campeonato europeo en Praga, Nadia participó, sólo para que los jueces injustificadamente le otorgaran la medalla de plata en las barras asimétricas, siendo que su actuación fue muy superior a quien recibiría la medalla de oro, la soviética Nelly Kim, indignado el equipo rumano, encabezado por el entrenador Bela Karolyi, se retiraron de esa justa. Iniciaba la persecución soviética para desmoralizar a Rumania, cabe recordar que en ese tiempo Checoslovaquia era un país satélite del régimen comunista que gobernaba la U.R.S.S.
Durante el campeonato mundial de 1979, antes de su ejercicio en la viga de equilibrio, Nadia se retiró de la competencia debido a que presentaba envenenamiento en la sangre, según la historia oficial ella se cortó una mano con una hebilla metálica, pero las dudas nunca dejaron de atormentar mi mente. Reuniendo su fuerza de voluntad, dejó el hospital, hizo un majestuoso ejercicio en la viga de equilibrio y Rumania ganó por primera vez en la historia la primera medalla de oro por equipos, gracias a la actuación de La Comaneci.
En 1980, conjugándose todo lo malo en contra de Nadia, los juegos olímpicos fueron en Moscú, sobra decir, que los rusos emplearon todas las tácticas conocidas para que ella no triunfara, me dolió en el alma ver su rostro totalmente preocupado antes de subir a las barras asimétricas, y como al realizar ese ejercicio en uno de sus últimos giros, cayó al suelo por un error de centímetros, no pude presenciar su casi imposible salto de salida: el doble mortal de espaldas que ella daba al salir de las barras. La malévola voluntad soviética finalmente había afectado a La Comaneci.
A pesar de ello, Nadia consiguió 4 medallas, 2 de oro y 2 de plata: la medalla de plata en el concurso general femenino, nuevamente presea plateada en el general por equipos, la medalla de oro en los ejercicios a manos libres en piso, y el metal dorado nuevamente en su prueba más majestuosa, la viga de equilibrio.
Hace días caminaba despreocupadamente por la calle Libertad, y al pasar frente a una tienda de libros usados, alargué el brazo y extraje casi instintivamente un libro con fotografías de Nadia, ese libro fue editado en 1977, no dudé en comprarlo en el módico precio de $ 5.00 (Cinco pesos 00/100 M.N.), ¡Por fin tendría en mis manos la biografía de Nadia!, el libro aunque desgastado, es un material inestimable, contiene fotos de muchas competencias: olimpiadas, mundiales, campeonatos europeos, además de sus entrenamientos realizando saltos “split” en las arenas del mar negro y en su gimnasio.
Aún recuerdo que a mediados de la década de los 90´s ella se presentó en México, por supuesto grabé en videocasete toda la transmisión que realizó Tv Azteca. Igual hice cuando el programa deportivo Deportv cumplió 30 años, y una de sus estrellas invitadas fue justamente Nadia Comaneci, al lado de figurones mundiales como Pelé, Julio César Chávez, Fernando Valenzuela, Soraya Jiménez y César Luis Menotti.
En el ínter, se dio la historia de que ella había huido de Rumania perseguida por el régimen tiránico de Ceausescu, y que terminó refugiándose en los Estados Unidos, hoy sigue participando en las olimpiadas, pero como juez.
Ella fue la primera mujer atleta que habló ante las Naciones Unidas, y lanzó una campaña de voluntariado internacional.
Si algún día se edita un libro con las diez mejores mujeres atletas de la historia, sin duda Nadia Comaneci, debe aparecer en él. Por su parte ella ya escribió un libro que me muero por conseguir y que se llama “Cartas a una gimnasta joven”, tampoco he logrado adquirir la película que sobre su vida se realizó en la década de los 80´s.
Su modestia y humildad quedan de manifiesto cuando pronunció esta frase: “No soy nadie para decir que soy la mejor del mundo”.
Nueve medallas olímpicas en total para esta pequeña rumana, bien decía mi padre desde ese entonces: ¡Nadie como Nadia!
NaCl-U-2
Remo.
1 Comentarios:
Hola...solo quiero dejar mi comentario y pues me gusto muchisimo tu escrito, yo por desgracia tengo 16 años y no me tocó esta epoca (de Nadia),yo ahora practico gimnasia y mi idolo a seguir es a Nadia, dentro del deporte y el estudio, es una persona en la que me puedo inspirar, te felicito por tu redacción, hasta pronto.
ah y si llegar a conseguir el libro y la pelicula (tambien posters) por favor avisame please. en nanis_comaneci@hotmail.com
nanis.comaneci@gmail.com
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