01 septiembre 2006

El sexto informe o mi delicia personal.

Hoy podré andar todo lo despistado del mundo, pero no pienso perderme el sexto y último informe de nuestro actual Presidente de México.

Normalmente escuchar a los políticos hablar me disgusta, es más, me aburren hasta el bostezo, pero según los últimos informes fidedignos, este discurso no durará más de media hora, así que estaré atento a lo que en él se diga y haga.

En la tira cómica del “Diario de Chihuahua”, a cargo del muy ingenioso, y caballero hidalgo (a caray, creo que me perdí y estoy describiendo al caballero de la triste figura, Don Quijote de la Mancha)… retrocedan y sólo lean muy ingenioso caballero llamado Kabeza, mencionaba que el informe presidencial sería un buen chascarrillo, yo más bien considero que aquello amenaza con convertirse en un auténtico circo de varias pistas.

¿Y cómo dudarlo?

Si dentro de las bancadas partidistas existen diputados y senadores que son profesionalmente hablando unos verdaderos payasos (sus propuestas de ley dan risa), animales (de variadas especies, algunos muy ponzoñosos y peligrosos), magos (nadie sabe cómo, pero tienen décadas viviendo del presupuesto nacional), equilibristas (ya coquetean con la derecha, ganan su curul postulándose por el centro y una vez electos se cambian a la izquierda), escapistas (algunos se darán a la fuga en cuanto empiecen los cocolazos) y por supuesto un domador (que intentará mantener el orden y el control dentro del recinto legislativo).

Como funcionario de casilla el pasado dos de julio participé en las más reñidas elecciones en la historia de este país, justo es que ahora me tome un breve descanso y desde el confort de mi sillón favorito, observe detenidamente el comportamiento de los representantes populares que ayudé a elegir.

¿Quién puede o no asegurarme que esta entrega del informe no quede también para la posteridad?

Sólo me asaltan dos dudas:

¿Sentiré algún remordimiento por haberlos votado o refrendaré mi sufragio nuevamente?

No lo sé, solo hasta que comience la función, podré contestarme la anterior pregunta.

Por lo pronto me lanzo como rayo a mi súper mercado favorito para comprarme unas bolsas de palomitas y algunas bebidas refrescantes y disponerme a gozar un espectáculo único, de esos que ni siquiera en Las Vegas se pueden apreciar, y además de manera gratuita.

Ya me imagino las rechiflas, gritos, cartelones, aplausos, máscaras, disfraces, señas, ademanes, codazos, empujones y quizá hasta algún conato de bronca al calor de la discusión.

Sé que a los visitantes de esta página y cuya residencia se encuentra establecida en otro país, tales actos les parecerán extraños, bárbaros, salvajes e inimaginables; no se asusten, nosotros ya estamos acostumbrados a dichos actos circenses, así es la democracia a la mexicana con subidos tonos de color y algunos grados extras de calor.


NaCl-U-2


Remo.

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