La dichosa.
Nota importante: Hoy amanecí más Zórpilo que de costumbre, por favor absténganse de leer el siguiente cuento quienes consideren que los ofenden las palabras obscenas.
Aún estás a tiempo, de no leerlo, créeme que es algo sumamente vulgar, algo propio de un patán, después no digas que no te lo advertí…
Comienza el relato infame en:
5
4
3
2
1
Había una puta barata en cierta ciudad a quien apodaban “La dichosa”, ella se había ganado ese título porque cuando exponía sus razones siempre “condimentaba” su plática con un dicho.
Cierta vez al burdel llegó un hombre que calzaba muy grande, el tipo no sólo ofreció pagar la tarifa más alta a quien se la aguantara en variadas posiciones, sino además una buena propina si el servicio incluía unas buenas mamadas.
Ninguna de las prostitutas se animó… excepto (adivinaron ustedes), “La dichosa”.
Se dirigieron al cuartucho para “matar el oso a puñaladas”, entiéndase la anterior frase como sinónimo de copular, ayuntar, coger o culear.
Empezaron los arrumacos, el fulano se excitó y en un segundo se desnudó, “La dichosa” se sentó en el borde de la cama y tuvo frente a sí aquel enorme instrumento, asombrada lo tomó con las manos, acto seguido se santiguó encomendándose a todos los santos y luego fiel a su costumbre soltó esta frase:
“Ni me asusto ni me espanto, esta verga sí la aguanto”.
Y sí, pujó bastante pero sí la aguantó…
NaCl-U-2
Remo.
Aún estás a tiempo, de no leerlo, créeme que es algo sumamente vulgar, algo propio de un patán, después no digas que no te lo advertí…
Comienza el relato infame en:
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1
Había una puta barata en cierta ciudad a quien apodaban “La dichosa”, ella se había ganado ese título porque cuando exponía sus razones siempre “condimentaba” su plática con un dicho.
Cierta vez al burdel llegó un hombre que calzaba muy grande, el tipo no sólo ofreció pagar la tarifa más alta a quien se la aguantara en variadas posiciones, sino además una buena propina si el servicio incluía unas buenas mamadas.
Ninguna de las prostitutas se animó… excepto (adivinaron ustedes), “La dichosa”.
Se dirigieron al cuartucho para “matar el oso a puñaladas”, entiéndase la anterior frase como sinónimo de copular, ayuntar, coger o culear.
Empezaron los arrumacos, el fulano se excitó y en un segundo se desnudó, “La dichosa” se sentó en el borde de la cama y tuvo frente a sí aquel enorme instrumento, asombrada lo tomó con las manos, acto seguido se santiguó encomendándose a todos los santos y luego fiel a su costumbre soltó esta frase:
“Ni me asusto ni me espanto, esta verga sí la aguanto”.
Y sí, pujó bastante pero sí la aguantó…
NaCl-U-2
Remo.
3 Comentarios:
jajajaja! si amaneciste bastante Zórpilo... el monero de seguro ya va que buela (literalmente) a ver al buen Sabina... oye me acordé que ni les enseñé la foto de las botas! por que no me la pediste? cuando nos volvemos a juntar? pa enseñarles las fotos y para ver los libros del monero!
Me ha parecido tristemente real y a la vez irónico el nick de la señora, "la dichosa". O_o
Jajaja...menos mal que era religiosa la muchacha...jajaja
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