¿De viaje?
Un cuento infernal. Silvia estaba feliz, su sueño de conocer la ciudad de Las Vegas por fin se haría realidad. Era una ocasión especial, pues después de aquella “escapada”, Silvia se uniría en feliz matrimonio con Mario su inocente novio de toda la vida. Había que aprovechar que su grupo de amigas por fin habían coincidido en fechas y pasarían aquel fin de semana divirtiéndose a más no poder, por supuesto al crédulo Mario sólo se le dijo que Silvia realizaría un viaje de caridad, pues una lejana tía se encontraba muy grave de salud. Empacó Silvia su último grito de “rebelde libertad” y en compañía de más fieles amigas se dirigieron al corazón del desierto en el estado de Nevada, las noches de aquel fin de semana serían de escándalo, una despedida de soltera ideal. No bien llegaron al lujoso hotel, un joven hombre bien parecido, de elegante vestir y con la seguridad que sólo puede poseer un conquistador nato sonriendo le guiñó el ojo a Silvia. Ella, con un poco de rubor correspondió casi automáticamente. Aquel hombre que parecía sacado de la revista “play girl” se acercó a ella y sin más ni más después de una breve charla le propuso el tener relaciones sexuales. ¡Aquello era una locura!, Silvia no podía creer lo que estaba ocurriendo, pues si bien era una mujer hermosa y bastante atractiva, por su sofisticación se negaba rotundamente a ser confundida con una hetaira. Apenas tuvo tiempo de ofenderse, sus amigas entusiasmadas la convencieron de su inmejorable suerte, pues además de pasar un momento de placer con un hombre inalcanzable para millones de mujeres, éste gustoso le retribuiría por sus servicios una muy generosa cantidad de billetes verdes, no hizo falta razonar mucho, Silvia encantada aceptó. Subieron a la habitación y justo al entregarle el dinero por adelantado, aquel hombre en el nombre de la ley y la justicia estadounidense como el policía encubierto que era arrestó a Silvia por ejercer la prostitución. Aquel fin de semana de ensueño se convirtió en pesadilla y al término de él, las fieles amigas juraron solemnemente jamás comentar lo ocurrido. - - - Después de la boda, Mario y Silvia partieron felices a disfrutar de su luna de miel, su romántico destino: La ciudad luz, París. Emocionados se instalaron en el hotel y de inmediato salieron a probar la mundialmente famosa cocina francesa, pues apenas si habían probado bocado durante el largo vuelo. Durarían a lo mucho dos horas ingiriendo gustosos quesos y vino, más al regresar a su habitación se encontraron una desagradable sorpresa. Su cuarto había sido prácticamente vaciado, como por arte de magia sus pertenencias habían desaparecido. Allá deberían estar sus maletas, acá su ropa, en fin todo… bueno, casi todo faltaba. En un aparente gesto de buena voluntad, los ladrones les habían dejado su par de cepillos de dientes y la cámara fotográfica intacta. Algo, es algo se dijeron Mario y Silvia, aunque aquel suceso marcó el inicio de una luna de hiel. Tristes e iracundos regresaron a casa y se dedicaron a revelar sus rollos fotográficos, más su sentimiento de rabia aumentaría hasta llegar a límites inimaginables. Ahí, en el primero de los rollos tomados, las fotografías mostraban claramente como aparecían sus cepillos de dientes masajeando hábilmente los pies, testículos, pene, y ano de aquel perverso ladrón del primer mundo. - - - Diez años pasaron y Silvia y Mario consideraron conveniente tomar un descanso en su agitada vida laboral, deseaban fervientemente llevar a su hijo Emilio a conocer “Disneyland”. Felices se dirigieron al consulado para tramitar la visa láser de su hijo de nueve años y aprovechar al mismo tiempo renovar las propias, pero esta perra vida que a final todo se cobra les tenía reservada una desventura más. De inmediato la visa fue tajantemente negada a Silvia, el cargo: ejercer la prostitución de manera ilegal en Las Vegas. Mario de inmediato exigió el divorcio y la tutela de Emilio, no hubo súplica capaz de derretir el corazón de hielo de aquel hombre ni llanto que lo conmoviera. - - - De eso hace un año. Hoy Mario se encuentra planeando su primer viaje solo a La Habana, algún cibernauta medio pervertido le ha dicho en un charla de chat” que las cubanitas de quince años por unos cuantos dólares son capaces de cualquier cosa… y cualquier cosa es algo absolutamente tentador e incapaz de resistir. NaCl-U-2 Remo. |
7 Comentarios:
pobre silvia...
que bizarroo..
que bueno que es un cuento..
aunque yo escuche por ahi en la universidad que alguien para vengarse de su roommy lavo el excusado con su cepillo de dientes.
Dios! las vueltas que da la vida, ¿quién lo iba a pensar?.
Afortunadamente, sólo es un cuento; aún y cuando haya experiencias que superan la ficción.
Besos René, es un gusto pasearme por tu casa.
Por un momento me ha hecho recordar esas pelis de mediodía con moralina americanas para tv... aunque cualquier cosa sea tan tentadora que la haga irresistible.
^_´
Estoy muerto de la risa, le conte el cuento a mi esposa y casi se vomita, por lo de los cepillos. Ademas a partir de hoy, cada vez que viaje y llege a un hotel, tandre siempre conmigo mi cepillo de dientes.
Lo del metro, es contar lo que vivo 5 de 7 dias a la semana, a veces un dia mas.
Faltan dos entregas.
Ya conoces mi otro fotoblog? http://ojo-clinico.blogspot.com
Saludos metriles
Poly
sin duda, es infernal este cuento... saludos remo!
Confieso que a veces uno tiene miedo de que las vueltas de la vida lo lleven a uno a broncas en lugares públicos:
Ayer precisamente en Walmart me encontré de espaldas a mi "hasta antier" pareja inestable con su novio....por respeto y para evitar problemas preferí darme la vuelta..
ayer fué una noche muy larga amigo mío.
La vida da muchas vueltas. Es una tómbola, dicen.
Simplemente las cosas suceden. No hay más. Ojalá La Habana sea más cálida que en las fotos.
Saludos, buen cuento, señor!
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