Las palabras de esta narración.
Sinrazón, motivos, espantoso, pintura, puertas, golpe, refugio, retrato, imposible, pánico, ornitorrinco, salida, agua, rencor, entraña, ancla, estupidez, espejo, calle, arrepentimiento, vicio, náufrago, victoria, acomodar, inteligencia, imaginación, táctica, humo, náusea, poderío y helado napolitano con nueces.
Los motivos de la razón de mi sinrazón, se remontan a mi niñez… es espantoso recordar de pronto lo negado que estoy para la pintura, sea esta de brocha gorda o bien de fino y delicado pincel.
De golpe y porrazo me fueron cerradas las puertas de la gloria pictórica, el ridículo que realicé ante la sociedad estudiantil al pretender mostrar en un concurso la figura de un ornitorrinco es hasta hoy imposible de describir, aquel ente por mi dibujado, más se asemejaba a una masa sin gracia y sin forma que a un digno representante del hábitat australiano.
Una a una las obras de mis pequeños compañeros de clase eran descubiertas por el director de la escuela, yo en silencio aguardaba mi turno expectante mientras saboreaba un delicioso helado napolitano con nueces, y oh, terrible fracaso, las risas provocadas por mi estupidez, alimentaron una especie de rencor malsano. Es tanto el mal sabor de boca que me dejó aquel postre, que su solo aroma me provoca una especie de náusea.
Un arrepentimiento temprano ante las acuarelas pretendió dañar mi imagen y autoestima, pues cuando me miraba al espejo, éste describía un náufrago a la deriva derrotado y abatido. Toqué fondo en un océano de depresiones, no había más abajo a donde ir, sólo hacia arriba, mi fuerza de voluntad poco a poco fue borrando el retrato de aquella escena, que obstinada permanecía como ancla clavada en la arena de mi mente y se negaba rotundamente a abandonarla.
No todo fue malo durante aquella época, ante el pánico que entraña la derrota, el que dirá de la gente, el sentirse un bueno para nada, un falto de inteligencia e imaginación, mis mecanismos de defensa se rebelaron y convirtieron la experiencia en una especie de reto a vencer. La única solución posible ante esa estrecha calle sin salida era alcanzar la victoria a como diera lugar en otro campo.
Fue así como las letras se convirtieron en mi refugio, el agua fresca del oasis en medio de un desierto de críticas y burlas.
Ante un universo casi infinito de conjugación de letras castellanas comencé a acomodar en ese gigantesco rompecabezas llamado español palabras hermosas, bien pronto la fama y la victoria se convirtieron en símbolo de mi poderío.
Frente a una avalancha de alabanzas, el humo se me subió a la cabeza y comencé a escribir más por vicio que por arte, la táctica empleada para alcanzar notoriedad, dio resultados, pero a un alto costo, me convertí en un ser monstruoso, lleno de vanidad y soberbia, por lo que comencé a dar reversa, y heme aquí enhebrando palabras de Kabeza y convirtiéndolas en un relato autobiográfico.
NaCl-U-2
Remo.
Los motivos de la razón de mi sinrazón, se remontan a mi niñez… es espantoso recordar de pronto lo negado que estoy para la pintura, sea esta de brocha gorda o bien de fino y delicado pincel.
De golpe y porrazo me fueron cerradas las puertas de la gloria pictórica, el ridículo que realicé ante la sociedad estudiantil al pretender mostrar en un concurso la figura de un ornitorrinco es hasta hoy imposible de describir, aquel ente por mi dibujado, más se asemejaba a una masa sin gracia y sin forma que a un digno representante del hábitat australiano.
Una a una las obras de mis pequeños compañeros de clase eran descubiertas por el director de la escuela, yo en silencio aguardaba mi turno expectante mientras saboreaba un delicioso helado napolitano con nueces, y oh, terrible fracaso, las risas provocadas por mi estupidez, alimentaron una especie de rencor malsano. Es tanto el mal sabor de boca que me dejó aquel postre, que su solo aroma me provoca una especie de náusea.
Un arrepentimiento temprano ante las acuarelas pretendió dañar mi imagen y autoestima, pues cuando me miraba al espejo, éste describía un náufrago a la deriva derrotado y abatido. Toqué fondo en un océano de depresiones, no había más abajo a donde ir, sólo hacia arriba, mi fuerza de voluntad poco a poco fue borrando el retrato de aquella escena, que obstinada permanecía como ancla clavada en la arena de mi mente y se negaba rotundamente a abandonarla.
No todo fue malo durante aquella época, ante el pánico que entraña la derrota, el que dirá de la gente, el sentirse un bueno para nada, un falto de inteligencia e imaginación, mis mecanismos de defensa se rebelaron y convirtieron la experiencia en una especie de reto a vencer. La única solución posible ante esa estrecha calle sin salida era alcanzar la victoria a como diera lugar en otro campo.
Fue así como las letras se convirtieron en mi refugio, el agua fresca del oasis en medio de un desierto de críticas y burlas.
Ante un universo casi infinito de conjugación de letras castellanas comencé a acomodar en ese gigantesco rompecabezas llamado español palabras hermosas, bien pronto la fama y la victoria se convirtieron en símbolo de mi poderío.
Frente a una avalancha de alabanzas, el humo se me subió a la cabeza y comencé a escribir más por vicio que por arte, la táctica empleada para alcanzar notoriedad, dio resultados, pero a un alto costo, me convertí en un ser monstruoso, lleno de vanidad y soberbia, por lo que comencé a dar reversa, y heme aquí enhebrando palabras de Kabeza y convirtiéndolas en un relato autobiográfico.
NaCl-U-2
Remo.
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